Me
siento, te miro,
el
aire parece espeso,
me
entrego a mi destino,
contemplo
tu mirada,
es
eterna, es la quimera
de
mis designios,
estoy
completa,
pero
te alcanzo y me visto
de
tus gestos, de tus mimos,
de
tus misterios,
soy
una música creada entre
los
sonidos de un piano etéreo,
que
tus manos acarician mientras
mi
alma se pierde entre tus risas,
entre
tus dedos, que la dibujan,
que
la embelesan,
para
bebérsela con esos labios
que
a mi corazón se entregan...
Y
te amo, sin mirar atrás,
sin
tocarte, sin pensar en nada más,
tan
sólo en darte, darte, darte...
Mi
divinidad se derrama entre tus latidos,
hieres
la ignorancia de mis ayeres
que
siempre fueron torpes y entumecidos,
te
me desmayas en los placeres
que
se entrelazan entre suspiros,
y
vuelan las alas de un ángel
para
elevarnos hasta
lo
que aún es desconocido...
La
eternidad no es suficiente para quererte,
ni
es tan profunda como mi otro cuerpo,
ése
que no se mira, que sólo se siente,
por
eso buceo en tus lágrimas perennes,
cuando
te vuelcas en mi pecho para disolverte
y
unirte al pulso luminoso de mi esencia,
de
mi consciencia más sublime y solemne,
que
sobre esta realidad insulsa
te
abraza y te sostiene...
Mi
divinidad se enciende,
te
veo entre los surcos
de
mis pensamientos,
yace
la noche de mi alma
cuando
tu boca escribe
con
el verbo la palabra
de
lo que eres,
y
me elevo tanto, tanto,
que
ya no soy este yo inconsciente,
que
tanto miedo suscitaba
en
mis anteriores vaivenes...
Me
siento, te miro,
el
aire se presta fresco,
me
busco en tu cariño
y
soy un ave que surca tu cielo
mientras
tu vuelas a través del mío...
No
hay horizontes
que
no amanezcan con tu nombre,
ni
futuros que se desnuden
si
no estás presente,
no
busco tu perdón,
ni
que me ames,
porque
sé muy bien lo que sientes,
sólo
quiero ser y vibrar en ti,
y
tú en mí,
como
lo hemos hecho siempre...
Arael
Elämä...
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