martes, 20 de noviembre de 2018

ESTÁS EN MI SEPTIEMBRE


Estás en mi septiembre, en todos mis septiembres, en el otoño nostálgico, en cada hoja que cae y se derrama sobre el pasado.

Estás en mi presente, aunque se convierta en futuro , o en el pretérito que añoramos, estás en cada paso, en cada gesto, en cada suspiro que con tu nombre viste mi aire, naciendo desde mi pecho.

Estás en mi mirada, y en lo que observo, en los ojos de la vida, en el cuerpo del amor, y en la belleza de las almas que aman sin tener prisa.

Estás en mi verdad, en lo que soy tras este atuendo que cubre mi cuerpo real, el de la inmensidad en la que tú existes como parte de mi totalidad.

Estás en esa danza entre la luz y la oscuridad, en el festejo de los jóvenes que se enamoran y se entregan a la libertad, en la pasión del escritor hacia la escritura, del poeta hacia la poesía, de todo artista hacia el arte, la pasión de los amantes, y en la expresión de la alegría y de la felicidad.

Estás en la magia de lo efímero cuando se torna eternidad, estás en mi sonrisa, y en las lágrimas que derramo cuando pienso que no estás.

Y cada mes de septiembre te recuerdo, como si fueras del ayer, mas no perteneces a ningún lugar, y ahora por fin comprendo que siempre estuviste, que no existe el tiempo, que eres en mí, que yo soy el recuerdo que se asoma en el misterio de nuestra realidad, que vivo en tus sueños cuando te olvidas de mí, o de ti, porque es imposible no vernos, no amarnos, no anhelar que en algún instante pequeño, de esos en los que se apaga el mundo y el telón esconde el teatro que no cesa de girar, logremos despegarnos de nuestros cuerpos y salir navegando con el alma para abrazarnos en nuestro precioso hogar.

Estás en mi septiembre, y mi septiembre es un infinito enclave que, con aroma a beso, a fragancia que canta la melodía que te arropa en tu lecho, te abraza mientras dormido o despierto, me llamas para poderme localizar...

Y en algún punto, en alguna estrella, en algún lugar, ese septiembre es tuyo y mío y de nadie más.

Arael Elama



ENAMORADA DEL AMOR


Ella, enamorada del amor, seca sus lágrimas con la sonrisa de su alma, se deleita con el abrazo de las nubes, con el quejido cálido del viento del otoño, que desnuda dulcemente a los árboles que la observan mientras danza, mientras su corazón asume el brillo que ilumina su pecho ungido con la esencia de su belleza incauta.

Ella, ama, ama tanto que se olvida de que el amor la ama, la adora, y en la aurora se descalza para no hacer ruido, para besarla en la frente, para cuidarla.
Ella, se desliza entre los sueños como si fuera bruma, con su cabello de plata, con su mirada sabia, con sus arrugas tempranas, que se dibujan hermosas en su selecta mirada, y se apasiona con las notas de un piano que suena, cantando un “te amo” eterno, presente en cada suspiro que exhala y que por el amor se cuela.

Ahora está agotada, y se duerme entre las flores, como si fuera un hada, y se viste de lluvia su amado, para arroparla con agua de besos, con gotas de caricias que por su blanca piel se derraman.
Ella, enamorada del amor, cuántas veces lo llama, sin darse cuenta de que él ya está con ella, y que también la ama...

Mas despierta lo anhela y dormida lo halla, en el sol, en el cielo, en la arena de la playa, en las olas, en la orilla, en el velero que contempla acercándose para alcanzarla.

Y ahí, con la espuma blanca, llega el amor para tomar su mano y acompañarla...

Arael Elama...