Bienvenidos a mi punto de encuentro conmigo misma, donde dejo volar la imaginación, donde las palabras se reescriben desde lo más profundo de mi Yo, donde mi Ser se expresa con el idioma universal del amor, donde mi mente se desmaya entre versos y frases del corazón... Bienvenidos a mi mundo, al mundo mágico del alma..
Abrió los ojos para ver
el mundo que rozaba los jazmines germinados en sus manos, y su cielo,
aquel que parecía ser sombrío y escueto, se tornó violeta, azul,
eterno...
Sus pálidos párpados
adormecidos todavía por las sombras danzarinas de los velos
esquivos, que le sujetaban para no volar, para no caer en la magia
oculta de su camino, se iluminaron como focos, como estrellas, como
soles de verano vestidos de primavera...
Gotas de lluvia
diamantina se posaron en su alma, para agasajarla con el regalo de la
vida, aquella que había dejado olvidada, y ésta, entre cánticos y
danzas, se desvistió del letargo y se colgó de su pecho, como una
llama de versos de amor relucientes, ardiendo fuerte y perenne...
Mas
cuántas emociones que emergieron de su inconsciente, cuantas sombras
y cuantas luces que se perdieron durante tiempos inmemorables,
cuántas creencias, cuántos patrones, cuántas mentiras creadas para
vivir en un sueño de permanencia oculta, imborrable, un vivir tapado
por un filtro de condiciones que envolvían y limitaban a su verdad
subyacente...
Nació en sí mismo su
propia vida, y el amor brotó como fuente divina, como fuego líquido
y dorado, como dicha esparcida por todo su cuerpo enamorado,
deslizándose por dentro, y floreciendo en cada rincón de su
existencia mundana, para transformarlo, para iluminarlo, para
convertirlo en un ser humano de luz totalmente sagrado, dotado del
amor real, el amor puro siempre tan anhelado.
Bebe de tu amor,
compañero, amigo, hermano, bebe del néctar de tu fulgor nacido del
universo y en tu corazón amalgamado, bebe para sanarte si es que hay
algo que deba ser sanado, bebe por el placer de ser, de amar, bebe
porque probarás de ti lo que siempre afuera habías buscado, bebe y
ofrece, da, entrega tu amor para que otros lo prueben, bebe, pero no
olvides que tú eres la fuente, que lo que das es lo que eres y que
el milagro de ser, siempre de lo que emanas y regalas de forma
exponencial se te devuelve...
No sé cómo amarte, sin tenerte, sin tocarte, sin el cálido gesto de tu boca leyendo los versos de mi ser en calma, enlazado a mis ojos, a mis latidos, encendiendo en mi corazón la eterna llama.
No sé cómo amarte si tú no sabes cuánto puedo hacerlo, ni de qué forma, ni conoces mi manera de besarte, ni has bebido del aroma de mis deseos, de mi sueños, ni te has percatado de quién soy más allá de mi cuerpo.
Y es que tus pasos se alejaron de mis torpes anhelos, abrazando al amor en un mundo que yo no alcanzo, un lugar al que no pertenezco.
No sé cómo amarte, sólo sé que sin el alma no puedo, porque es ella la que me empuja a regalarte mis verdades, transparentes, susurrantes en las noches en las que todavía me sientes, a tu lado, vigilando tu alegría, para que no se marche.
Mas he fracasado, te enfrascaste en el dolor y el sufrimiento, mientras yo sólo ansiaba quererte, buscando una forma de recuperarte..
Ahora no hay confusión alguna, no hay un modo de sentirte en mi esencia surcando mi cielo con tus bellas alas en esta pugna de misterios inconclusos, y para no llorar y trascender tu olvido, tu ego difuso, me quedo descansando en la luna de nuestras miradas, deshilachando nuestro destino, en las estrellas que alumbran nuestro amor inmenso, un amor jamás vencido.
Sólo puedo amarte amando con la pureza de mi alma, poco tal vez para ti,para tu mente enojada, mas es todo lo que soy, todo lo que tengo, te amo porque te llevo dentro, te amo porque no conozco, ni quiero entender, la fórmula para no hacerlo, te amo porque nací amándote aunque no me lleves en tu pensamiento.
Aquí, sentada, observando la luna dorada en esta noche en la que me siento especialmente unida a su fulgor, me gustaría no precisar de nada, ni siquiera alimentarme, ni cobijarme del frío, o del calor, sólo deseo seguir sintiendo esto, este amor que brota y me eleva por encima de esta humana, y poder disfrutar de los regalos
de este vida que soy, que somos, de esta vida que me abraza...
La música, una de las expresiones del alma, recorre mi cuerpo, me acaricia, me invita a volar, a ser uno con ella...
Y lo soy...
Aunque no soy nada, sólo una melodía que se funde con el viento, que navega entre el amor y el tiempo, que te busca y que te encuentra sin esfuerzo, y que se entrega como aire que desde tu boca inhalas...
Vivo, sí, vivo y vibro, soy una resonancia que parpadea en tus
pestañas, que juguetea con tus dedos cuando los acercas al piano, soy el
color del la verdad cierta de mi corazón completo...
Y si yo soy, tú eres...
Eres otra canción, o una pintura, o una danza, o una escultura, ¡una alabanza!... eres
una verdad hermosa que no tiene que demostrar lo que es, pues es todo, todo, universo, magia, pasión y bonanza...
Somos el aroma de la vida entrelazada en luces de tonos intensos, inmersos en nuestras miradas...
Te veo más allá de lo que ve una persona dormida o no recordada, y sólo puedo amarte...
No, no me dañes, no hables, sólo
permíteme que te ame, así, callada, sin moverme, sólo sabiendo que mi
amor es el silencio que se posa en tus palabras, no necesito que me
halagues, ni que me veas, soy y estaré siempre en esa sensación que vives oculta
cuando te enamoras de un amanecer en la playa...
No soy de aquí, soy una gaviota que vuela y se convierte en la montaña, un valle que se transforma en el río de aguas claras que se vierte en tus labios cuando la sed te aclama, soy la amante que siempre anhelas y llamas, soy el beso profundo de una diosa que sueñas y que te muestra la inocencia de un amor erigido por encima de la incomprensible añoranza...
Soy el amor, el amor que habita en tu cuerpo y que grita y te llama...
Después de años
escribiendo, transmitiendo mi sentir a través de historias y
reflexiones, poemas y pensamientos, decidí embarcarme en la aventura de
compartir lo que escribo publicándolo en amazon. En esta plataforma se
encuentra ya disponible mi primer libro a la venta "Amor divino, cuentos
y pensamientos", un libro lleno de amor, de búsqueda interior, de
historias que invitan a la reflexión más profunda...
Desde aquí quiero
agradecer a todos los que me habéis leído alguna vez, a todos los que me
seguís leyendo, a todos los que me habéis inspirado directa o
indirectamente, a los que comentáis y a los que no, porque todos
vosotros habéis contribuido de alguna manera a que haya continuado
escribiendo, compartiendo, y a que haya decidido publicar mi primer
libro para e-book.
El siguiente paso será editarlo en papel y continuar con la novela que tengo en proceso.
Os dejo aquí la foto de la portada del libro y un enlace a amazon.
No
estoy inspirada, tal vez porque hoy no he visto mi reflejo en tus
pupilas, o porque la brisa del verano se me escapa y de nuevo tú te
alejas con el suspiro de mi alma compungida, derramada en lágrimas
por la tristeza que se me cuela entre sus grietas escondidas, que
todavía subyacen dentro de mí dolientes como profundas heridas.
No
estoy inspirada, y los árboles cantan para que sonría, las nubes
danzan dibujando tu cuerpo y el mío, unidos, envueltos en el azul
que decora su escenario, y el pequeño viento silva nuestra música
para que te sienta conmigo sin que eso me duela, para que te recuerde
toda mi vida.
No
estoy inspirada, la poesía se ha dormido en tus manos y se ha
escapado contigo, para viajar en tu pecho tranquilo y cubrirte de
besos, de caricias, porque ella es parte de mí misma, y tú sabes
que, si te alejas, esa parte de mí se pierde en tu horizonte para
amarte mientras yo no te alcance y no te siga.
No
estoy inspirada, lo lamento, mi querida musa, no vengas a buscarme,
que hoy me siento confusa, perdida, y tu belleza hoy es sólo una
intrusa que me castiga, que me devuelve al recuerdo de su ausencia, y
me lastima, por eso, ves a reunirte con él, para que me escriba
poemas, para que la magia se enrede en sus sueños en ese mundo
onírico y se acuerde de que yo sigo aquí, viviendo sin su sonrisa.
No
estoy inspirada, tal vez porque hoy no me he fundido en tus labios, o
porque el otoño me avisa de que se acaban los días en los que
esperaba tu regreso, y ahora, vestida de tu dulce sabor eterno, sólo
confío, confío en que el universo nos acompañe y nos descubra por
fin el uno al otro, entre estrofas de líricas palabras y melodías
de amor perpetuo...
Y cuando tus ojos se posaron en los míos, mi luna se desdibujó y un
eclipse provocado por tu luz absorvió todos los miedos que siempre había
guardado en el cofre de la desesperanza...
Ahora que anochece y que mi corazón se agita, que te busca incesante para abrazarte y dormirme escuchando cómo respiras, notando cómo tu cuerpo me cobija, sé que estás ahí,
que siempre has estado, que nada puede separar de mi espíritu tu esencia,
porque éste desprende tu aroma, porque tú emanas mi fragancia, porque
mis besos llevan tu nombre, porque mis manos sólo acarician tu piel,
porque mi cuerpo sólo se funde en el
tuyo, porque en mi cielo brillan todas las estrellas para ti, para
iluminarte, para que sonrías...
Y es que tu sonrisa es el paraíso de mis
sueños, tu voz es la suave brisa que cautiva al canto de mis melodías
no nacidas, pendientes de vestirse de tu calma, para convertirse en
música interpretada por tu alma, por tu presencia divina...
Siendo sólo humanos, percibo la suavidad de tus alas que se posan lentamente sobre las mías, porque este amor se desata de lo mundano, y nos convierte en dos ángeles que se aman en el infinito universo donde amarnos es lo más sagrado...
Si
intentara definir cuánto te amo, o de qué manera lo hago, sólo podría decir que
amarte es la vida misma, eterna, amarte es vivirla, amarte es sentir que la
magia es mucho más sublime cuando tú la miras, amarte es estar desnuda y
no sentir pudor porque ante ti no necesito estar vestida, ni de
atuendos que me escondan, ni de vestidos que te engañen, yo soy tu
belleza y tu verdad despierta y tranquila, soy tu poesía, tu latido
perpetuo, tu vida en mi vida...
Así que, eclipsa mis sombras, te lo ruego, así como tú lo haces, sólo con tu mirada perdida en la mía...
Sí,
te pienso, te imagino, te rodeo con mi aroma de cristal que se me
escapa como ráfagas de viento desprendiéndose de mi pecho, para
abrazarte, para recordarte lo que es amar desde mi alma, para coserte
las alas que olvidaste que podían devolverte la libertad de ser tú
mismo, y alcanzarnos siempre, en nuestro vuelo, en el destino, en
dimensiones bellas y también en este tiempo, en este espacio donde
no te tengo, para fusionarnos como juramos en cada uno de nuestros
encuentros, antes de que nos confundiéramos en nuestros abismos.
Y
te hablo, te suplico, y te envío desde mis lágrimas una llamada
anónima de auxilio, y desmayo mis palabras en el latido de mi cuerpo
que se esconde compungido, porque siente, porque se estremece cuando
tu respuesta llega como una luz, que se me cuela en los rincones de
mi consciencia sometida por temores, que me impiden deshacerme del
engaño de pensar que no vale la pena ser estos humanos mortales,
porque sufren, porque anhelan, porque viven emociones que a menudo
nos empujan a sumirnos en tormentos y mendacidades. Mas tu voz, la de
tu esencia divina, me atraviesa el corazón para iluminarme y
desengancharme de este miedo a no lograr nunca contemplarte, de esta
lucha contra la sombra incesante que me acecha para dominarme.
Sé
que no vendrás a rescatarme, no es tu cometido, sé que es mi
fortaleza y mi tenacidad las que me mantienen viva en este enclave, y
te he prometido que aunque vaya contra la corriente, aunque yo sola
me salve, aunque pueda ser una loca más que se disfraza de adaptada
y de valiente, no perderé la autenticidad que me identifica, mas tú
sabes, mi vida, tú lo sabes, tú comprendes que mi llanto ha sido el
alivio que ha sanado mis heridas, que tus ojos han sido el horizonte
hacia el que he volado cada noche, y cada día, que tu sonrisa ha
sido mi cobijo en esos lugares que nadie ha visto, esos donde siempre
reconozco que eres tú quien me acaricia y me mima.
Así
que, no me pidas que no te cuente lo que siento cuando se oscurece
ese diamante que fui en algún universo, que ahora nos espera para
regresar en ese viaje de partida, que todavía no comienza y no
termina, no me ruegues que no llore, no intentes secar con tus besos
gráciles esta tristeza que se mezcla con la dicha de sentirte, aquí
en este instante, permite que te diga que te añoro en mi camino, que
te busco en lo que vivo, que a veces flaqueo y me despierto sin
aliento y sin encontrar sentido a lo que soy, a lo que pido desde esa
carencia irreal que experimento cuando no te percibo.
Y
es que soy humana, soy humana, y siento, y canto, y sueño, y grito,
y lloro, y en ocasiones me lastima el frío que me sobrecoge cuando
no hallo en tus brazos el abrigo que tú me dijiste que compartirías
conmigo...
Una
llamada anónima, un lazo de amor que viaja hacia tu alma, una
palabra que te llena de mi esencia en una telepatía que no entiende
de mensajes de la mente, torpe y recia, una comunicación con el
lenguaje sublime de nuestras dos divinidades envueltas de estos
cuerpos que nos alejan, o nos acercan...
Y
recibi tu respuesta, y me estiré en tus pestañas para dormirme en
tus párpados enamorados del presente, para entregarte mi desdicha en
la mañana siguiente, y así, otorgándonos el placer de la cercanía
de nuestros mundos, de nuestros cuerpos sutiles, decidimos dejar la
espera para reencontrarnos en todas las líneas del tiempo en que
nacimos...
De
la mano de mis sombras, llegué a un puerto para llorar los ayeres,
para abrazar los mañanas, para besarle la frente al ahora, y así,
permitirme navegar en mis silencios sola, dibujando mi huella al
pasar por los caminos vacíos que iba colmando con el fulgor de mis
manos, temblorosas por no saber en qué lugar deberían colocarse
para que su calidez no se enfriara con el paso del tiempo.
Lento
y perenne se dibujaba mi paso; frágil e indemne florecía mi alma en
cada centímetro de mi cuerpo, en un eterno presente, convulsionado
por una metamorfosis inherente a lo que yo era, soy y seré siempre,
un espíritu que vuela libre desde el amor y para el amor, desde la
vida y para la vida, desde la magia y para la magia, para existir sin
más lamentaciones, sin más lágrimas heridas.
Y
es que mi llanto no era por un sufrimiento concreto y anclado en mi
corazón exultante, sino que se erigía por una anhelada osadía que
se me escapaba en cada suspiro, en cada amanecer, en cada poesía
pintada con los tonos de mi esencia, con mi propio brillo, con el
aroma de mi energía, ésa que es mi sello, mi firma, mi única
identidad, la más divina, la más antigua, la que esconde un gran
amor y lo preserva de las inmundicias, incluso de las que entre mis
sombras más oscuras a menudo han intentado tocarlo y contaminarlo con sus
mentiras.
Y
en ese mar de orillas turquesa, me desmayé sin fuerzas, entre las
olas tranquilas, y me rendí, me rendí para no luchar más contra lo
que sentía, contra lo que ya sabía, que no era mío el control de
mi alma, no era mío su destino, sino de ella, y debía dejarme
llevar, fluir en el río de su sabiduría, soltar, y debía
permitirme soñar, volar, cantar, danzar, y experimentar por fin la
felicidad.
Y
al despertar sentí mis alas, agitándose con dulzura, suaves, plateadas, fulgurantes, magestuosas, y mi cuerpo débil de mujer, se
había transformado en algo más etéreo, algo similar a un ángel, o
tal vez a una mariposa naciendo de su crisálida, siendo más sutil,
más luminosa.
Fui desapegándome del control, enamorada de mi nueva condición, de mi
libertad, emanando una estela de mágicos versos azules como zafiros,
y atravesé esta dimensión en la que me vencían los miedos, aprendí
a amarlos y a no temerlos, a descubrirlos como aliados, y entonces
supe que que soy el cielo, y lo eterno, soy los mares, y la tierra,
soy el universo al completo.
Surcar
el infinito, en plenitud, aprendiendo a ser lo mejor de uno,
guiándote con tu propia luz, y ver el mundo desde lo más alto que
puedas alcanzar, rozando a veces el límite de lo interminable, y
otras veces descendiendo en momentos de debilidad, es lo más hermoso
y bello que podría ocurrirte, mas cuando te acercas a tu propia
divinidad, el vuelo te conduce a una soledad, llena de calma, a
veces nostálgica, otras envuelta en paz, porque no muchos se atreven
a elevarse, a ascender por encima de su propia mendacidad...
Ya
las sombras se fundieron con mi verdad, ya no son penumbra, ahora son
amor y claridad.
Me
he quitado ya las arrugas que me dejó el ayer, para colgarlas en los
escombros de tus desplantes, ahora ya no te quiero como antes, no te
pienso, no me arraigo a tus besos desafiantes, no me disparo el alma
hacia tus sonsrisas errantes, no quiero, !!no!! no quiero que me
beses, ni que me ames, no busco tus caricias porque me queman y la
piel me arde, me arde, me mata lentamente hasta corromper mi calma
porque me tocas y luego te vuelves cobarde...
No
me abraces, no me digas más que me amas, no me persigas con tus
versos que me duelen, me duelen porque nunca demuestras lo que
ellos sugieren, y me engañas, y me mientes, me descubres tus miedos
para colmarme de tus noches dementes...
¿Qué
es lo que quieres, amante de placeres que te escondes y no reapareces
después de jurarme que me buscaste, que soy tu luz, que realmente
soy lo que siempre anhelaste?
Me
bastaron dos lágrimas para saber que mi amor por ti era perenne, me
bastó tu mirada para reconocerte, y me bastaron sólo tres palabras
para darme cuenta de que me habías engañado y de que no querías
volver a verme...
Y
si la amas a ella ¿por qué luego vienes y me susurras mientras
dormida puedo ser libre de tus absurdas y esquivas verdades
adormecidas?, ¿por qué justificas tu huida con tus temores si con
ella no tienes miedo y luchas a muerte para que ella te elija?
Ya
no me quedan sollozos que regalarle al viento, no me quedan llagas
que puedas curar con tu llegada furtiva, no me quedan llamadas, ni
mensajes, ni noches solitarias sin que me agarres fuerte con tus
brazos mientras contemplo tu mirada clavada en la mía.
Por
eso, amor mío, amor de silencios sombríos, amor de gestos impíos,
no quiero verte, ni tenerte, ni añorarte, ni quererte...
Ahora
vete, vete para que ya no me hieras, vete para que pueda llorar un
poco más y después olvidar que esta historia fue el veneno que me
mostró que no eres digno de que yo te quiera...
Vete,
vete ... pero regresa, vuelve cuando comprendas, cuando tu ser se libere y se
desprenda de tus limitaciones que tantas veces te han causado ofensa, un ataque
hacia ti mismo, hacia tu verdadera esencia... vete, pero regresa,
regresa cuando mi amor sea el latir que te sostenga, cuando sepas de
veras que no hay nada más allá de nuestra quimera, no hay demonios,
ni luchas, ni metas, tan sólo lírica, amor y poemas...
Me
gusta observar tus párpados cuando ocultan tus sueños mientras te
evades de mi mirada, que se se cautiva con tu presencia, porque estás
aquí, a mi lado...
No
sé qué pensamientos te alejan de mí cuando te duermes, ni los que
te acercan, pero sé que siempre estoy contigo, es imposible que mi
alma no te acompañe, pues ella es como un ángel que te abraza
cuando menos te lo esperas...
No
puedo dejar de contemplarte, y de sentirte...
Tu
respiración enciende mi pecho, que ilumina mi deseo de abrazarte, de
fundirme con tu cuerpo, con tu ser, para convertirme en la luz de tu
luna, y una parte de mí, invisible, ya viaja por tu océano, nadando
entre los versos que se escriben en tu corazón durante las horas
nocturnas...
Apenas
amanace y no sé cómo agradecer la bendición de respirarte...
El
sol comienza a iluminar tu rostro, dibujando todas las esquinas de tu
belleza adormecida, y tu pelo, brillante como rayos dorados, se
entrelaza con mis manos, con mis dedos, mientras mis besos se posan
en tu frente, en tus ojos, en tus labios...
Siento
tu caricia en mi mejilla, ya te has despertado...
Y
si me me miras, me desnudas, me estremeces...
Y
lo haces, lo haces tan dulcemente, que tiemblo, tiemblo porque siento
a la vida latiendo fuerte, muy fuerte...
No
sé si esto es un sueño, porque no me perteneces, eres libre, como
el cielo, y sin embargo, en el azul de tu espíritu yo siempre vuelo
como si fuera tu viento...
En
la explosión de tu pasión irreberente se desmayan todos los miedos,
y te devuelvo mi fuego, porque tu llama y la mía se fusionan para
crear un mundo nuevo...
Voy
a dormirme, voy a dejar que me abraces y me protejas, voy a creer en
ti, a confiarte mi alma, porque me reconozco en tus pupilas y he
aprendido a amarme, a entregarme, a aceptarme, a tener fe en la
vida...
En
la mañana, cuando aún es temprano, tras la tormenta de amor que nos
une incluso cuando ya se ha terminado, cierro mis ojos y me cobijo en
tus brazos mientras repito con mi voz en tu boca “te amo”...
Y un río de palabras se hizo entre sus sueños, deslizándose vertiginosamente hacia el final de la gran Montaña del Miedo.
Al alcanzar su destino, se expandieron un sinfín de letras en un mar infinito que se abría paso entre todo lo existente...
Y ella se bañó entre los versos, en una orilla intermitente de poemas y relatos, que iban y venían, que danzaban con sus pies inquietos, mientras una lluvia de colores y de gotas de zafiro y oro se mezclaban con sus cabellos gris plata y su mirada de luz, vestida de amor y de creación, de vida y de abundancia...
- ¡Soy rica! - gritó entusiasmada.
Sí, lo era, era la mujer más rica del mundo, y era libre, una mujer vestida de libertad absoluta, de conocimientos y de actos sublimes que la coronaban como la única y verdadera diosa de su templo, su cuerpo, su alma, y su mente como herramienta para crear aquel paraje de fantasía hecha realidad.
Sus cuentos habían nacido, sus libros, sus músicas, sus anhelos, y su corazón emanaba tanta felicidad que dos soles brillaban en el cielo para acompañarla en su nueva vida tan deseada.
Y ahí, justo ahí, mientras sus piernas sentían la frescura del agua de sus palabras expandidas, fue donde la vida le regaló un universo entero, para que pudiera continuar escribiendo y latiendo, bebiéndose el presente como exquisitas copas de un vino que recorrería sus labios sedientos de la lujuria que la vida le estaba entregando.
Todo estaba ya dispuesto para ella, ya había saltado al vacío, y ahora sólo podría seguir haciendo el amor con sus sueños, con la vida, con la magia, con el viento, con su divinidad, dejando atrás los obstáculos y las torpezas que la habían estado atando durante tanto tiempo, mientras aún continuaba adormecida...
Ella
- He dado la bienvenida a mis miedos, los he acogido, los he acunado,
y me hablaron de sus inquietudes, de sus motivaciones, de su afligido
sentir que me invadía por momentos, y ellos, esos temores inciertos
y mensajeros de algunos de mis antepasados, o de tiempos que no son
tiempos, me devolvieron mis abrazos y me sostuvieron, mostrándome
que también soy el viajero que se oculta de todo aquello que
desconoce, que le abruma, incluso cuando se trata de lo más sublime,
porque la felicidad también asusta cuando no se asume.
Y
así, paso a paso, invité a mis tristezas, a mis iras, a mis rabias,
a mis emociones más alteradas, aquellas de las que más huía, a
tomar el té en una tarde de primavera como ésta para, sin hacer
preguntas, me regalaran sus respuestas.
Me
enamoré de sus vidas, de sus historias sentidas, de sus causas más
encubiertas, incluso de sus indolencias, de sus heridas, de su
violencia, de la agresividad del resentir que se amalgamaba en
ellas...
Y
frente a ti, temblando ante tus ojos, abro mis manos, mi pecho y mi
alma, y te presento a mi sombra, parte de mi existencia, parte de lo
que soy, aunque te parezca ruda, fea y desprovista de la tan anhelada
belleza.
Y
si me amas, me debes amar también cuando mi rostro sólo muestra mis
asperezas, cuando mi brillo se apaga y aparecen las emociones a las
que yo llamo densas, ámame sin tabues, ámame con gentileza, ámame
sin que lo humano signifique disminuir ese amor que tanto me
profesas, porque yo soy divinidad pero también soy esta mujer humana
que se siente indefensa.
Mírame
con mis llagas, mírame con mi llanto, con mi miedo, con el
desconsuelo, con mi rendición, con mi esperpento, mírame como soy
al completo, tanto cuando soy casi un ángel, como cuando soy absurda
y grotesca...mírame a los ojos y contesta... ¿me amas, o me
detestas?
Él
– He dado todo de mí siempre que he amado, me he desquiciado, me
he olvidado de mis mentiras y mis verdades, me he enamorado tanto de
lo que anhelaba hallar, que no vi que todo eso estaba
dentro de mí enterrado. Y ahora, ahora me observo y todo parece tan
claro.
Me
preguntas si todavía te amo, me preguntas si te siento en mí, si te
extraño, si me gusta mirarte, si te puedo amar a pesar de lo que
muestras, de tus harapos emocionales, ropajes rotos que tanto
intentamos esconder para no ser rechazados por las temidas
normalidades sociales.
Me
descubrí siendo el sol e iluminé toda mi vida para lograr ser digno
de ser amado, y después supe que no amaría a nadie como se
mereciera si no aprendía realmente a amarme, al desnudo, sin
disfraces, y sin máscaras que disimularan mis terribles malestares,
mis castigados años en la penumbra de la incertidumbre, mis
profundos pesares, e incluso aquellos secretos que aún no había
explorado...
Y
apareciste tú...
Desnuda,
con lágrimas en las manos, dispuesta a darme todo, todo, sin esperar
nada a cambio, y me hablaste de consciencia, de amor elevado, de
besos al alma, de pétalos desenfrenados que volaban audaces a mi
corazón desorbitado, y me preguntaste si te amaba, si sabía cómo
amarte también cuando tu aroma se tornara oscuro y tapara la luz de
la estrella que tanto admiro...
El
amor no distingue estados, no sabe si cumples con los arquetipos
inventados, sólo ama, ama sin barreras, sin tiempos, sin prisas, sin
necesidades, sin explicaciones, sin juicios y sin trabajos
forzados... El amor existe sólo si hasta el miedo se siente también
amado...
Así
que sí, sí mi amor, sí que te amo, porque cuando te miro veo mi
reflejo y hace tiempo que también me amo...
Puedo
darte lo que aprendí a darte, lo que jamás dejaré de ofrecerme, y
lo haré porque cuando te amo, me amo, porque cuando me amo, te amo,
porque cuando me entrego a ti, me lleno de mí, y de ti, y de todo lo
que somos cuando del ego nos olvidamos...
Ella
- Así es como yo te amo, acariciando tu furia cuando te descubres en
el enojo de tus desquicios, de decepciones que todavía no se han
resuelto en el océano de lo que ocultas y emerge cuando menos me lo
espero.
Así
es como yo te amo, en tus secretos jamás revelados, con el respeto
de tus silencios, de esos momentos en los que anhelas sentirte solo,
sin que mi presencia perturbe la inspiración de tu alma que vuela
libre para expresarse de algún maravilloso modo.
Así
es como yo te amo, en la distancia, en la constancia, en el abrazo
tenue que te alcanza cuando proyectas tu miedo sin darte cuenta sobre
mi espalda, porque te veo, te siento, porque te admiro y te
comprendo, porque en tu histora me disuelvo, y en la fusión de
nuestros besos somos la suma de dos completos, somos la dualidad
fundida en nuestros dos cuerpos.
A
ti te escribo, a ti, sueño que se me cuela todavía entre suspiros,
a ti que fuiste sólo un espejismo de lo que mi alma dibujaba y
depositaba en mis anhelos, a ti que fuiste mi maestro sin conocer
apenas lo que crecía y se expandía en mi pecho.
Ahora
sé que sólo fuiste una isla invisible donde sentir un hogar
incierto, ahora sé que amar es mucho más de lo que leía de la vida
y traducía en mi mente cuando aún era tan sólo una chiquilla, una
adulta inmadura, envuelta en la inconsciencia de quien cree que el
amor es el apego, la codicia de tener lo que se ama y atraparlo,
venerarlo, enalzarlo para encarcelarlo en una relación de posesión
con el título de amor eterno.
Y
descubrí gracias a este enorme sentimiento, que no depende de nadie
que yo sienta, que yo viva, que yo sea la felicidad estendida en todo
mi cuerpo, y que, por tanto, que tú me amaras ya no era necesario
para que mi corazón te acogiera sin miedo y sin rechazo.
La
libertad se hizo en mí en un amor que no tenía que ser eterno en el
tiempo, pues las horas presentes eran todo, eran lo único existente,
lo único cierto, y es que en esos idílicos momentos, tú lo eras
todo, infinitamente todo, sin un mañana, sin la certeza de que el
futuro nos abrazara y acompañara en nuestro viaje como dos amantes
entregados al deseo.
No
preguntaría si yo era tu gran amor más intenso, lo sabría, mas
aunque no lo fuera, ¿qué importancia tendría si yo existiera en tu
ahora, en tu presencia, y el ayer no interfiriera nunca en nuestra
vida pues ya no nos acogiéramos a las apariencias?
Mas
no hubo ocasión de un romance, no contigo, aunque de tu mano llegó
ese ramo de rosas bellas cuya fragancia vino a recordarme que soy
capaz de amar a lo grande, incluso cuando la persona amada ni
siquiera se acerque a saludarme.
A
ti te escribo, a ti, a un “tú” que sólo hallé en mis castillos
de ensueño, a un hombre que habita en su dimensión de pensamientos,
que busca lo que es en lugares incorrectos, o quizás no, podría ser
que fuera yo quien errara al inventar un personaje en la ensoñación
de mis recuerdos, y sin embargo, todo eso ya no significa nada, mi
barco zarpó rumbo a otros misterios, y tú quedaste sumergido en lo
que no fue, en lo que amé con todo mi ser, incluso sin querer
reconocerlo...
Por
eso, mi querido amante narrado en algunos de mis cuentos, me despido
sin temor de hacer algo imperfecto, y me dirijo a mi alma, allí,
donde sé que conmigo me reencuentro, y dejo pasar los supuestos
amores que nacen del ego, para ir más allá, y no depender de llenar
mis huecos con tus vacíos ineptos, para ser completa y consciente, y
dedicar mi vida a lo que soy sin repudiar mis miedos.
Gracias
por existir y por estar en mi camino para guiarme hacia mi templo...
Gracias,
mas hoy debo partir para vivir, y volar, para emanar lo que llevo
dentro, porque soy rosa azul que se convierte en delfín, en zafiro y
en universo...
A
veces, la música se apodera de mí y se convierte en un huracán que me
envuelve por completo, y de esta forma, una transformación emerge desde
lo más profundo de mí y me convierte en un poema que se escribe solo, a
través de mis manos que son el sencillo instrumento que lo transcribe, y
así, me escribo a mí misma para ser leída por aquellos que resuenen con
mi esencia...