martes, 1 de marzo de 2016

FANTASMAS



Emprendiendo el camino, el sendero hacia una verdad sostenida en la música de un corazón encendido, se desprenden osados los insultos del pasado, las dispersas evidencias de que los obstáculos renacen de entre sus propias cenizas, y entonces el alma se subleva, y así agarra con suma fuerza su poder por la empuñadura de su sabiduría cierta, para deshacer con calma los hilos de la enredada mente que se interpone entre el yo y la felicidad anhelada y perseguida...

Y un sollozo lejano se diluye entre mis manos etéreas cuando trato de consolarlo para así vencer el llanto, para dejar de estremecerme cuando intento levantarme de la caída de los sueños que durante tanto tiempo me han guiado.

El valor de las cosas que en la realidad han ido sucediendo, ha resultado ser tan sólo una mentira, una idea preconcebida, implantada para que mi verdad fuera fustigada al emerger para liberarme de la esclavitud de una vida mal enfocada, de una visión terca, e inhibida.

El soñador que había en mí desenfundó su espada para luchar embravecidamente contra los fantasmas que ya se despertaban.
Y en cada paso que fue dando, fue enfrentándose a ellos, uno a uno, mas de nada servía matarlos, porque nunca ganaba la batalla.

Descubrí así que no debía asesinar lo que temía, ni huir de ello, ni darme nunca por vencida, pues cuanto más fuerte era el enojo y la incomprensión de lo que me acontecia, más me daba cuenta de que nada era real en aquella contienda sin salida.

Y entendí que los fantasmas a los que me enfrentaba o sometía, son miedos y penurias que inventa la mente cuando buscas alcanzar lo más sublime, y que emergen de los confines de lo más oculto de tu oscuridad más temible, que por mucho que los aniquiles, en tal acto nada te exime de tu responsabilidad de comprender para qué aparecen y qué te exigen, para qué te persiguen cuando te encuentras ante tu verdadera esencia, y te reconoces entre todos los personajes que has sido y que todavía, en ocasiones, eres, y que se desperezan y te asedian para que regreses a la norma, a cumplir con las reglas, para ser de nuevo vencido por el sistema, por la matriz de ilusiones que te somete y que te enerva, que sutilmente te emborracha para así convencerte de lo que está bien, de lo que está mal, hundiéndote en el pantano de la dualidad, en la separación, en la competición, en la guerra...



Y los fantasmas te conducen a tu propio mundo dual en tu interior, proyectado en lo que ves fuera de ti, identificando al otro como parte de ese combate y tratando de cambiarlo, de convencerlo, de demostrale que tienes la razón, que tú eres el sabio, mas de nuevo estás enredado en la trampa del control, de un ego que demuestra gobernar tu mente, tu cuerpo, anulando de nuevo a tu alma, que sólo sabe una cosa, que existe, que es, que no hay nada dual, que todo es un engaño, un laberinto en el que se pierde siempre el ser humano.

No hay que ganar, ni perder, no se trata de vencer nada, ni de sanar, ni de cambiar, se trata de permitir que lo que es sea, y que los fantasmas hagan su función sin que nuestro andar se detenga, y que nuestro dolor se funda con nuestra verdad para que éste no duela, y que nuestra alma se expanda como fragancia a través de nuestra mirada, nuestra voz, nuestra naturaleza...

Y si otros intentan que seas de otra manera, debes recordar que sólo se observan a través de tus pasos, y que sus fantasmas y los tuyos se intercambian la tentaviva de frenarte para que dudes de tus convicciones internas...

Sé siempre lo que tú eres, no temas, no dudes, no escuches aquello que parte del miedo de quien a su alma no se entrega...

Emprendiendo el camino, el sendero hacia una verdad sostenida en la música de un corazón encendido, he tropezado con muchas piedras, he limpiado un sinfín de heridas, he dejado atrás a personas a las que amaba porque debía atravesar una puerta que ellas no escogerían, he sufrido mi propio juicio, y el de quiénes no me comprendían, mas no me arrepiento de mi ruta, ni de mis elecciones vividas, pues a pesar de ser todo una ilusión para así poder encontrar esa verdad en mi alma prendida, me conducen hacia mi lugar sagrado, mi consagrada y amada Alma, mi Ser, mi unión divina conmigo misma.

Arael Elämä Araham...


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