Porque
como agua soy, como agua vivo, como agua siento.
Fluyo
en la vida de los sentimientos, surco veredas y las alimento, soy
líquida, gaseosa y en ocasiones me vuelvo roca.
Soy
frágil, casi etérea, pero tangible, transparente, y brillante
cuando reflejo la luz de las estrellas, o el fulgor de esta luna que
me trastoca.
Puedo
romper la piedra, porque soy paciente, regia, mas soy delicada
también en cualquiera de mis apariencias.
Oso
acariciarte, limpiar tu cuerpo y tu alma de aquello que te pesa, de
miedos que te acechan, para otorgarte la claridad de tu corazón que
te busca y que en tus ojos se expresa.
Puedo
ser fría, o cálida, porque puedo ser noche y ser día, nadie decide
qué soy salvo mi propia esencia, así que soy remolino, ola, o río
que cae en una cascada con toda la fuerza de su presencia.
A
veces me dicen que soy inestable, pues no sigo siempre el mismo
camino, porque me aventuro a probar el aire, la tierra y el fuego,
volar como un ave, saltar como un niño, quemarme cuando me atrevo a
hacer algo que no hice nunca y me arriesgo aunque no me acompañe
nadie.
Porque
como agua soy, lágrimas tengo, y mi llanto es la tormenta de mis
escarmientos, amo amar y amo el amor eterno, me sumerjo en los besos
perpetuos que dibujan mis pensamientos, mantras de amor son los
únicos que me visten cuando soy yo de verdad, en lo cierto de lo más
cierto.
Y
si agua bebes, entonces debes saber que sólo si te entregas a lo que
eres logras danzar bajo mares insondables, en el sorbo de tu pureza
extrema, la que contiene tu evidencia más serena y más etérea.
Porque
como agua soy, como agua escribo, con las gotas de la tinta de todos
mis latidos, que se cubren del amor del universo esquivo, para nacer
en cada verso, en cada escrito, en cada realidad en la que todavía
ni siquiera he nacido, porque yo no nazco, porque yo no muero, porque
como agua soy, me transformo, aparezco y desaparezco, pues
sencillamente existo.
Arael
Elama.