Respira,
siente la brisa del viento suave, te habla, recita entre susurros tu
nombre, te eleva y te encuentra, te ama y te alimenta, te besa y te
danza, te canta y te envuelve para que entiendas que eres mucho más
de lo que piensas...
Pisa
fuerte la tierra, ancla tu fuerza en ella, tus raíces, tu entereza,
y siente su amor recorrer tus venas, ascendiendo siempre por tus
piernas, que son el tronco del árbol que te sustenta...
La
savia es la sangre que te convierte en la materia orgánica que vive
y que en el subsuelo se adentra, para ser valiente y elevarte por
encima de las nubes, con tus ramas que acarician robustas a las
libres aves que se acercan y que a tu encanto sucumben...
Eres
como un árbol, sí, un árbol que crece y que aguanta todas las
tormentas, que sabe quién es y cuál es su misión allí donde se
encuentra, un árbol que se mece con sus silencios, cubierto de hojas
verdes que son sus múltiples sueños, sus vivencias, sus recuerdos,
sus mañanas, sus historias y sus poemas, sus creencias y sus
dolencias, sus alegrías y sus torpezas, enredadas y envueltas en la
gran sabiduría que lo dignifica y lo encauza hacia sus metas más
sublimes y más ciertas...
Y
esas hojas, que nacen en sus ramas, maduran cuando acaban su función,
siguiendo fases, procesos, momentos, paradigmas que se dispersan a
través de todas ellas, y tras su ciclo ya completado, el árbol
simplemente suelta, y se desapega, para dar paso a algo nuevo, algo
que le devolverá la jovial dulzura del nacimiento de lo que
sustituye a su antiguo aspecto, por otro que se alza desde un nuevo
fundamento, más elaborado y a la vez más natural y más sincero,
más fusionado con lo que suena como música en una obra divina,
actualizada, mas insólita y entregada a una nueva forma de vida...
Eres
un árbol, de recias raíces, de ramas que alcanzan lo más celestial
y lo más increíble, de hojas que son sutiles gotas de sabor a lo
que son los aprendices, que sueñan con descubrirse, con amar lo que
son sin juzgarse, con ser lo mejor que puedan ser y dejar de
arrepentirse de lo que fueron, porque siempre fueron semillas que
brotan para expandirse...
Eres
un árbol perfecto, que nada envidia, que nada codicia, que todo lo
tiene, pues todo lo que él es brilla y se enciende con cada mañana,
con cada luna, con cada estación, pues se adapta con firmeza y con
osadía, con cada principio y cada final, sin temor a ser lo que es,
creando vida, creando la fresca sombra para quien la necesita y en
ella se cobija, creando luces entre esbozos de un mundo que respira
a través de su existencia, emanada para otros y para sí mismo, en
una simbiosis con la conciencia de un todo que nos magnifica...
Eres
un árbol que no entiende de guerras, de dualidades, de hipocresías,
de enfrentamientos, de mentiras o de burlas hacia las otras
existencias que en este planeta habitan, un árbol que no hiere, ni
ataca, que sólo es y emana su fragancia, su esencia, con respeto al
todo al que pertenece sin ostentar dominar, ni ultrajar lo más
sagrado que es él mismo reflejado en todas las otras vidas...
Eres
tan sencillo como eso, eres un árbol que besa el cielo y la tierra,
un árbol que se respeta y que es pura coherencia exquisita aunque
pase desapercibida...
Arael
Elämä...
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