martes, 3 de abril de 2018

CANTO DE AMOR


Cuando la cálida fragancia de tu mirada se durmió en mi lecho, todas las músicas se desvistieron de los desencantos, todas se abrazaron y se fundieron en las esquinas de los verbos de nuestras canciones más sublimes y más divinas.

Y sin pensamiento, sin idea, sin la influencia del personaje que siempre me lastima, te besé en la bruma de tus misterios y de tus caídas, te acuné en las heridas que se sanaban desde tus miedos y tus mentiras, te amé con el amor, no con el temor que solía engañarme y encarcelarme el alma al intentar controlar cada paso que mi cuerpo daba en el camino de la vida. Te deseé en mí como se anhelan la felicidad y la dicha, sin percatarme de que eras yo misma, porque en mi pecho latías, existías, como el agua en el río, como la ola en la playa, como el viento que mueve las hojas del árbol en una tarde de primavera callada.

En mi canción tú eras ya la melodía, eras la inspiración, y el suave resplandor que brotaba en cada nota que mi corazon componía, eras la belleza del piano, la elegancia del sonido que los violines desprendían , eras la voz del espíritu resonando en mi boca, donde tu nombre se escondía y a la vez resurgía para volar en mi canto, como ave que agita sus alas en el cielo de mi esencia más pura, que te adora y que te ama incluso en la limitación de este cuerpo que envejece y que siente el amor de una forma a veces equivocada por miedo a sucumbir a la locura.

Y cantaba con tu voz, mientras tú me hablabas con la mía...
Eres ahora ese dulce canto que nace de mi alma y que desenvoca en tus pupilas...

Arael Elama...




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