Hoy
no he llorado en la playa, no he pisado las olas pensando que no
podría perdonarte, hoy no he lastimado a mi alma con mis
pensamientos errantes, hoy sólo he salido de mi jaula de mentiras,
de mi añoranza exultante y extravagante que siempre te nombra y te
renombra.
Hoy
he vestido mis penas de luto, porque ya no tienen lágrimas para
venderme, no poseen poder sobre mi cuerpo, sobre mi mente, ya no
pueden seducirme, y han perecido en su llanto, mientras yo he
renacido para encontrarme, para volver a esculpirme desde las cenizas
que sobraron después del fuego del quebranto de mi engaño.
Hoy
te he visto, te he mirado, y no había velos que me cubrieran, ni
filtros que te retuvieran, no había dolor, no había daño, sólo
sentía que mi pecho se abría para alzar desde mi templo una rosa que
te esperaba, que te soñaba, una rosa cuyos pétalos te besaban en
tus días ajeno a mi presencia cercana.
Bastó
sólo que muriera la ostentación de mi sombra, la exquisita fantasía
de mi ignorancia, para que llegaras al puerto de mi alcoba, para que
te hicieras tangible y rompieras mi esperanza, pues ella había dado
ya el fruto de lo imposible al traerte conmigo a través de los
tiempos, desde el remoto espacio que antes nos separaba de lo eterno.
Cuando
entendí que ya eras, pues te alojabas en la quimera de mis recuerdos
y de mis sueños, todas las dudas se desvanecieron, y el mar, lleno
de dicha, me regaló tu regreso.
Hoy
no he llorado por miedo, he cantado a la luna, he danzado con el
alba, he reído bajo el sol de este mes de enero, hoy he salido de mi
jaula de tristezas, de mi desconsuelo, pues la llave de la libertad
reside sólo entre las estrellas que en mis ojos se erigen, justo con tu llegada para poder recibirte.
Y
hoy es ayer, amor mío, ese hoy pasó veloz hace ya un tiempo, y en
este preciso momento, celebro contigo aquel suceso, y brindo por tu sonrisa, tus
palabras, el reencuentro, el amor, lo inesperado de nuestra unión en
el jardín de los luceros que creamos al reconocernos cuando viniste a mí al atardecer de nuestros cuerpos.
Arael Elama.
Hoy he llorado, "precisamente", por tu regreso.
ResponderEliminarUn abrazo.