Ella
- He dado la bienvenida a mis miedos, los he acogido, los he acunado,
y me hablaron de sus inquietudes, de sus motivaciones, de su afligido
sentir que me invadía por momentos, y ellos, esos temores inciertos
y mensajeros de algunos de mis antepasados, o de tiempos que no son
tiempos, me devolvieron mis abrazos y me sostuvieron, mostrándome
que también soy el viajero que se oculta de todo aquello que
desconoce, que le abruma, incluso cuando se trata de lo más sublime,
porque la felicidad también asusta cuando no se asume.
Y
así, paso a paso, invité a mis tristezas, a mis iras, a mis rabias,
a mis emociones más alteradas, aquellas de las que más huía, a
tomar el té en una tarde de primavera como ésta para, sin hacer
preguntas, me regalaran sus respuestas.
Me
enamoré de sus vidas, de sus historias sentidas, de sus causas más
encubiertas, incluso de sus indolencias, de sus heridas, de su
violencia, de la agresividad del resentir que se amalgamaba en
ellas...
Y
frente a ti, temblando ante tus ojos, abro mis manos, mi pecho y mi
alma, y te presento a mi sombra, parte de mi existencia, parte de lo
que soy, aunque te parezca ruda, fea y desprovista de la tan anhelada
belleza.
Y
si me amas, me debes amar también cuando mi rostro sólo muestra mis
asperezas, cuando mi brillo se apaga y aparecen las emociones a las
que yo llamo densas, ámame sin tabues, ámame con gentileza, ámame
sin que lo humano signifique disminuir ese amor que tanto me
profesas, porque yo soy divinidad pero también soy esta mujer humana
que se siente indefensa.
Mírame
con mis llagas, mírame con mi llanto, con mi miedo, con el
desconsuelo, con mi rendición, con mi esperpento, mírame como soy
al completo, tanto cuando soy casi un ángel, como cuando soy absurda
y grotesca...mírame a los ojos y contesta... ¿me amas, o me
detestas?
Él
– He dado todo de mí siempre que he amado, me he desquiciado, me
he olvidado de mis mentiras y mis verdades, me he enamorado tanto de
lo que anhelaba hallar, que no vi que todo eso estaba
dentro de mí enterrado. Y ahora, ahora me observo y todo parece tan
claro.
Me
preguntas si todavía te amo, me preguntas si te siento en mí, si te
extraño, si me gusta mirarte, si te puedo amar a pesar de lo que
muestras, de tus harapos emocionales, ropajes rotos que tanto
intentamos esconder para no ser rechazados por las temidas
normalidades sociales.
Me
descubrí siendo el sol e iluminé toda mi vida para lograr ser digno
de ser amado, y después supe que no amaría a nadie como se
mereciera si no aprendía realmente a amarme, al desnudo, sin
disfraces, y sin máscaras que disimularan mis terribles malestares,
mis castigados años en la penumbra de la incertidumbre, mis
profundos pesares, e incluso aquellos secretos que aún no había
explorado...
Y
apareciste tú...
Desnuda,
con lágrimas en las manos, dispuesta a darme todo, todo, sin esperar
nada a cambio, y me hablaste de consciencia, de amor elevado, de
besos al alma, de pétalos desenfrenados que volaban audaces a mi
corazón desorbitado, y me preguntaste si te amaba, si sabía cómo
amarte también cuando tu aroma se tornara oscuro y tapara la luz de
la estrella que tanto admiro...
El
amor no distingue estados, no sabe si cumples con los arquetipos
inventados, sólo ama, ama sin barreras, sin tiempos, sin prisas, sin
necesidades, sin explicaciones, sin juicios y sin trabajos
forzados... El amor existe sólo si hasta el miedo se siente también
amado...
Así
que sí, sí mi amor, sí que te amo, porque cuando te miro veo mi
reflejo y hace tiempo que también me amo...
Puedo
darte lo que aprendí a darte, lo que jamás dejaré de ofrecerme, y
lo haré porque cuando te amo, me amo, porque cuando me amo, te amo,
porque cuando me entrego a ti, me lleno de mí, y de ti, y de todo lo
que somos cuando del ego nos olvidamos...
Ella
- Así es como yo te amo, acariciando tu furia cuando te descubres en
el enojo de tus desquicios, de decepciones que todavía no se han
resuelto en el océano de lo que ocultas y emerge cuando menos me lo
espero.
Así
es como yo te amo, en tus secretos jamás revelados, con el respeto
de tus silencios, de esos momentos en los que anhelas sentirte solo,
sin que mi presencia perturbe la inspiración de tu alma que vuela
libre para expresarse de algún maravilloso modo.
Así
es como yo te amo, en la distancia, en la constancia, en el abrazo
tenue que te alcanza cuando proyectas tu miedo sin darte cuenta sobre
mi espalda, porque te veo, te siento, porque te admiro y te
comprendo, porque en tu histora me disuelvo, y en la fusión de
nuestros besos somos la suma de dos completos, somos la dualidad
fundida en nuestros dos cuerpos.
Arael
Elämä...
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