Jamás
quise herirte, ni a ti, ni a nadie, pero mi papel tal vez fue el de
hacerte ver tu luz mostrándote tu propia sombra.
Jamás
quise confundirte, mas mi propia confusión tal vez pudo hacerte
sentir tristeza al tratar de comprender la realidad que me rodeaba.
Jamás
quise despreciarte, mas mi anhelo de libertad tal vez pudo parecerte
un desprecio cuando al partir tu sentiste de algún modo que te
rechazaba.
Jamás
quise castigarte, sin embargo, mi adiós pudo parecerte un castigo,
aunque sólo fuera un acto libre donde alcé mis alas para ser más
yo misma y sentirme liberada.
Quizás
no quisiste dañarme cuando me mostraste mis propias sombras no
iluminadas, quizás no deseaste encarcelarme cuando yo luchaba por
romper las cadenas que usabas para retenerme porque gritabas que me
amabas, quizás no intentaste desacreditarme por decidir optar por un
silencio antes de entrar en una guerra de sinrazones y vanidades
ensalzadas.
Quizás
no supimos vernos como somos en verdad, e imaginamos a otras personas
cuando nos hallábamos sumidos en la amistad...
Así
que, jamás quise fingir, y no lo hice, quizás no te inventaste un
personaje, y no lo hiciste, mas es claro y cierto que ni yo soy lo
que tú creías, ni tú eres lo que yo pensaba.
Funciona
de esta forma el mundo que imagina la mente cuando busca satisfacer
una carencia a través de otra persona humana.
No
quiero dependencia, ni exigencia, ni permanencia obligada, amo el
vuelo de mi alma que se alza sin clemencia para aquellos que tratan
de dominarla, soy como soy y amo mis pasos, adoro mis alas, y en este
gesto sólo trato de ser clara, transparente, y fluir como el agua,
sin miedos, sin rencores, sin palabras mal pronunciadas, porque
aprendí que sólo merece la pena hablar cuando quien escucha pone
por entero su alma, para entender lo que el corazón expresa y no calla.
Imaginar
lo que tú eres es amar una farsa que se me instala, calando en mi
pecho como una aguja afilada, para que sangre al darse cuenta de que
no puedes ser lo que mi mente proyectaba, eres lo que eres, y honro
tu presencia, mas no comparto ya tus verdades, porque las mías se
basan en la honestidad de mi esencia y no se compran, ni se comparan.
Imaginarme
es un error de tu inconsciente, que te araña cuando la desilusión
se te dispara, al comprobar que no soy lo que tú, cuidadosamente
esperabas, tratando de que te amara con condiciones que mi corazón
no aceptaba.
No
soy de nadie, ni de nada, nadie me aprisiona, nadie me somete, nadie
me gobierna y nadie me sujeta sólo con decir que me ama, pues soy
toda como el viento, y me muevo hacia donde me lleva el aroma del
amor que realmente se percibe y se arremolina en mi cara, dulce
fragancia que sólo respiro cuando es real y no exige que me entregue
entera y olvide los latidos que me impulsan a volar y a ser ave de
viajes y de secretos, de misterios y de juegos, de versos y de musas
que me regalan la poesía de la libertad lograda...
Arael Elämä Araham...
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