Mar
embravecido que me clamas en la noche, que me muestras el valor que
se oculta en la piel que me envuelve y que me esconde, que despiertas
mis sentidos y me inundas de misterios y de historias que se explican
con eternas y fugaces voces...
Quiero
ser tu esencia, porque la respiro en cada poro de mi cuerpo, en cada
suspiro de mi alma, en cada beso fresco de tu agua que me provoca
recordar y emanar mi voz, para gritar la poesía de mi espíritu
eterno, poema incierto que se desenvuelve en los mundos reales,
nadando por los mundos sublimes que me encandilan y me abrazan
rodeándome con su magia, con sus dones...
Mar
de oleadas musicales, vientos marinos que me elevan y me elevan, para
convertirme en ángel de vaporosas alas y de cuentos navales, versos
contiuos, perpetuos, escritos en cada partícula de las escamas que
se dibujan en mí tatuadas a fuego...
Quiero
que bucees en el núcleo de mi existencia, que seas yo misma
encarnada en tu bravura, en tu indolencia ante los miedos que me
esclavizan y me atormentan, para otorgarme la gracia de tu fortaleza,
de tu impune rebeldía que te engrandece y que al mismo tiempo te
apacigua con un gesto grácil para ser la calma de tu corazón
ardiente y colmado de ternura.
Mar
que eres mi yo diluido en mil espacios que envuelven a esta esfera,
donde mi persona se presta al juego en el tablero de la humanidad que
me aferra a la desidia cuando el horizonte se diseña como un volcán
de incertidumbres que me desesperan...
Préstame
tu belleza, tu entereza, ámame, para que ya nunca más me decaiga y
desfallezca, nútreme para que la mujer que soy se reconforte con tu
grandeza, con tu experiencia, revélame qué soy, quién soy, quién
es esta humana que te aclama y que te ama derribando las murallas
que, lejos de consumirla, la acrecentan...
- Eres el mar, mi niña de ojos tristes que entre dos mundos vuelas, eres la sal, el agua, el hielo, el vapor, eres la existencia que en lo que amas se manifiesta...
Arael E. Araham...
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