Tengo
derecho a gritar,
a
sentir esta rabia vibrando
en el
centro de mi alma
mientras
suplico no llorar,
no
volar para caerme
al
mirar al cielo soñando...
Tengo
derecho a pensar,
a ser
humana y rendirme,
a
detener el tiempo un segundo
y
desgarrar mi garganta
con el
gemido del cansancio
por
este paso que me hiere...
Tengo
derecho a dudar,
a no
creerte, a no creerme,
a
dejar mis lágrima brotar,
a
escapar de este mundo
que no
me pertenece,
que me
daña y me ensombrece...
Tengo
derecho a necesitar
que me
tiendan la mano
y me
levanten con amor,
me
ayuden como lo hago
muchas
veces también yo,
porque
mis alas se rompen...
La
esperanza a veces se pierde...
Tengo
derecho a buscarla,
a
nadar en mis miedos,
en mis
desconsuelos,
en la
tristeza y la añoranza,
para
hallarla y mantenerla
en mi
corazón, aun sin poseerla...
Tengo
derecho a implorar,
a
manifestar que una piedra
al
tocar mi alma a veces
haga
sangrar mi inocencia
y me
salpique toda entera
de la
sombra, y me derrumbe...
Tengo
derecho a desear marcharme,
escapar
de aquí, no quiero quedarme...
Cierro
mis ojos y miro de verdad,
sé
que no soy este esperpento,
pero
hoy sólo quiero llorar
para
matar lo que estoy sintiendo...
Cubro
mis llagas con sal,
sé
que eso no es correcto
pero
ya no puedo más...
sólo
deseo dormirme
y
despertar en un mundo perfecto...
Arael
Líntley
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