Me
instalo en tu alma danzando al ritmo de nuestro pulso, como fuego que
se entrelaza y se descalza de la materia que somos con estos cuerpos
finitos, cuerpos que son como murallas, y al traspasarlas puedo
tocarte con mi amor eterno, con la dulce inocencia de la pureza de lo
que hay dentro, inmaterial, etéreo, infinito, supremo...
Y
te conozco desde hace tanto tiempo...
Al
rozarte con mis dedos desdibujo el dolor que hay en tu rostro grabado
profundamente como un sello que se cierne dominante entre tus
destellos de luz parpadeante, puedo verlos. Veo tus luces bailando
entre mis sueños, posándose en caricias sobre mis miedos, arrasando
a mi ego, y la emoción de la niña que aún teme que la rechaces, se
esconde tras la verdad, esa que me dice que jamás me abandonaste.
Sabes
quién soy, me reconoces, me sientes y deseas que te cuente, que te
explique cuánto tiempo te esperé y me buscaste, cuántas veces me
derrumbé al no encontrarte, cuánto dolor hirió a este cuerpo
vulnerable hastiado por no poder alcanzarte, cuántas lágrimas
bañaron a mi alma cuando te llamaba entre silencios y espacios
atemporales...
Por
fin recuerdas que me amas, por fin te acercas y me llamas, por fin
despiertas y me gritas que también me esperaste, que tu pesar se
aligera cuando mi amor te llega, que realmente nuestro amor se posa
suave para sanar lo que hace tiempo ensució nuestros corazones...
Olvidas
el rencor, el miedo, y derribas tus muros, abres las puertas para que
tu alma vuele en libertad sin que la retenga nadie.
Y
en tus ojos hallo la calma, el viento, el sol y el mar profundo que
nos une, que nos cubre y engalana, buceando en nuestro espacio, esa
burbuja sagrada que es testigo del poder de nuestras llamas ardiendo
entre los besos que traspasan los cuerpos físicos para hacer el amor
con las almas...
Y
un resplandor dorado se funde con nuestras manos entrelazadas...
-Te
amo - dice tu voz callada mientras un remolino de amor se despliega
por mi ser en un estremecimiento de energías que se mezclan y se
aman como nunca un ser humano podría amar si no fuera porque está
con su verdadero amor, con su verdadera llama...
Y
esas dos palabras se repiten incensantemente entre ambos, mientras la
espiral de fulgor eterno se desliza uniéndonos en un estallido de
placer en nuestros chakras, en todos nuestros cuerpos unidos en una
esfera luminosa, y estalla y estalla, brota y florece desprendiendo
su aroma de chispas de amor que se dispersan como semillas que vuelan
libres hasta tocar otras almas...
Mas
cuando despierto del sueño de saberte entre mis brazos, cuando esta
otra realidad se abre paso, veo tu rostro sufrido, perdido en tu
propio olvido, y deseo no volver, quedarme en aquel paraíso, para no
sufrir por tu silencio esquivo...
Aún
tengo que sanar mis heridas por tu amor adormecido y comprender más
allá de lo que en este mundo vivimos...
Estar
preparada para ser como en mi sueño, un ser divino, capaz de
despertar mi verdadera esencia para verme y comprenderme, para que tú
puedas sentirme, y pueda así enseñarte quiénes somos ambos y por
qué en la soledad me presientes...
Y
si en la noche por un momento me sabes, me miras, me rozas en la
distancia de nuestras mentes, tu corazón te hablará para que le
escuches y para que comiences a fluir sin miedo hacia lo que no
entiendes...
Fluye
en tu camino y sueña, sueña, recuerda lo que eres, lo que siempre
fuiste, ama lo que sueñas y despierta a ese sueño para que pueda
cumplirse...
Arael
Líntley
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