domingo, 20 de julio de 2014

DIOSA VIDA

Vuelan mis párpados antaño caídos, desmayados en el profundo miedo de estar vivos, ocultando a mis ojos la belleza de lo acontecido, el fulgor del brillo de las estrellas que se posan en mis pupilas a pesar de no haber podido ser testigo...
Y ahora que alzan sus alas y me abrazan al acertado sino, a la sublime realidad que no osaba contemplar cuando no la creía, cuando no la consideraba, cuando sólo conseguía nadar en dolor y en apego hacia lo que los demás consagraban, ahora, me baño en pétalos de luz sagrada, presencio milagros en cada gesto, en cada beso, en cada orilla de mi playa...

He conocido a la vida...

Se me ha clavado en la mirada, envuelta en las lágrimas de mi emoción extraviada, vencida por los temores de los dogmas de una sociedad apagada, desarmada de su propia fuerza individual, del amor, y en consecuencia, de la sabiduría de la colectividad armonizada...



He llenado mi copa de vida, del brebaje del universo, del hechizo incandescente del poder que sólo una diosa albergaría en lo más insondable de su alma, ritual de estrofas y versos surcando cada pluma de mis nuevas y radiantes alas, colmando mi corazón del amor más puro, límpido y hermoso que jamás haya sentido, amor a la vida, que me ha embrujado, que me ha enamorado abriendo mis ojos para poder ver cómo se dibuja un rezo, una historia, un comienzo, una fe vestida de velos que me muestran mis complejos, pues así los destierro, los venero como maestros certeros al enseñarme lo que sí tengo y descubrir que de nada carezco...

Y he comprendido que siempre estoy en lo cierto, crea blanco, crea negro, crea que todo es un desatino, un desafortunado esperpento, crea que todo es una increíble experiencia que se escribe a cada paso como un cuento...

La vida se asienta en uno mismo cuando la miras desde dentro...y te das cuenta entonces de que lo externo es un invento, hologramas de la mente que ha plasmado un mundo basándose en un patrón de miedos viejos, dudas de lo que somos y necesidad de seguir a un líder maestro que nos permita vivir en el silencio, acomodados pero sumidos en el caos que se cierne en nombre de lo que teóricamente es nuestro, suplicando el cambio cuando la metamorfosis está en tu pecho, tu esencia está marcando un ritmo, como un reloj que te va requiriendo, te pide que despiertes a tu mundo, para advertir por fin que la vida no es eso, que todo es falso, denso, y así liberarte de la mentira para ser de nuevo el cielo, el mar, el cosmos, el viento...

La vida es libertad, no es infierno, la vida es dulzura, no es tormento, la vida es respirar y ser, por ser y por existir, sin deberle a nadie nada por haber nacido, sin tener que pagarle a nadie por venir a este mundo tan retorcido...

Así que soy libre, vida en vida que se eleva y se divierte, que sonríe y que se siente, que se llena de más vida en cada elemento, sol, tierra, luna, aire, fuego de almas, de horizontes que florecen en cada amanecer sereno, siendo la vida misma encarnada en este pequeño y humilde cuerpo...

Arael Líntley

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