Nacer,
crecer, conocerte, comenzar a mirarte, tratar de encajar, buscarte,
tener la osadía de intentar involucrarte, beberte las lágrimas para
ser valiente, superviviente, mostrar tus heridas para enorgullecerte,
tentarte, sangrar en lo más profundo de tu alma constante, calmarte,
gritar, callarte, tratar de encontrar quien te entienda y te
acompañe, observarte en el espejo y rechazarte, despreciarte por
sentirte diferente, repudiarte, envidiar la normalidad de las otras
gentes, el amor que no tienes, los abrazos que otros sienten y les
sostienen...
Y
creer que eres una demente, que en este mundo nadie te comprende, que
algo falla en ti, que no eres corriente, y sumergirte en tu dolor y
querer escaparte, que el tiempo se detenga mientras lloras por ser
demasiado sensible, sin que eso sea importante, sin que eso sea
tangible...
Desmayarte
en tus enojos, en tus miedos incoherentes, en las caídas y en los
vaivenes, en las nostalgias y en los quehaceres que no te interesan,
intentando ser lo que no eres, para así agradar a quien te quiere, y
a quienes muestran lo que debes ser, no lo que ahí en ti, ahí
adentro, en tu universo, en tu corazón que late fuertemente, que
palpita sin dejar de sentir...
¿Y
tu pasíón? Tu pasión se muere, se muere arrastrándose buscando
una salida que la libere...
Y
entonces, entonces te rindes y te suspendes, te entregas a lo que más
quieres, y escribes, y sueñas, y tu voz emerge de lo más hondo de
tu garganta, conectada a tu alma, a tu esencia, a tu infinita luz que
con el todo te conecta, y te hace sentir en una nada que te alimenta,
que te envuelve en su silencio que te acrecenta, que te lleva a ser
la mejor versión de lo que eras, porque por fin empiezas, sí
empiezas a vivir, a ser tú, a no dejar que tus diferencias te hagan
inferior, ni que esa sensación te entorpezca...
Y
te dices viéndote al espejo:
Soy
distinta, soy eterna, soy mi esencia latiendo osada para ser lo que
vine a ser sin temores ni incertezas, y si tropiezo, me levanto, y se
debo sufrir no me detengo ante el dolor porque me alienta a seguir
siendo, sintiendo, porque soy alma de fuerza completa, soy furia, soy
viento, soy mar y soy música que ante todo es y existe por su
cuenta.
No
soy muy común, mas soy como todos, no soy especial, mas soy
diferente de algún modo, no soy débil, pero soy frágil, no soy
sabia, pero tampoco ignorante, no soy inconsciente, porque trato de
alcanzar a la gran consciencia, no tengo el amor de alguien que me
comprenda, mas soy amor en mí y puedo amar sin sentir vergüenza,
pues dejé atrás mis disfraces para ser pura en esencia, y desde
ahí, desde mi coherencia, aquel a quien amo es amado por mí en su
presencia, o en su ausencia, en su vida aquí o en otra dimensión
aunque se desvanezca, porque no sé vivir sin amar, no sé soñar si
no amo, no sé escribir si no siento, no sé encajar y no lo hago,
sólo soy un ser extraño caminando solo por amor, y por amor
creando...
Arael
Elämä...
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