Estás
en mi septiembre, en todos mis septiembres, en el otoño nostálgico,
en cada hoja que cae y se derrama sobre el pasado.
Estás
en mi presente, aunque se convierta en futuro , o en el pretérito
que añoramos, estás en cada paso, en cada gesto, en cada suspiro
que con tu nombre viste mi aire, naciendo desde mi pecho.
Estás
en mi mirada, y en lo que observo, en los ojos de la vida, en el
cuerpo del amor, y en la belleza de las almas que aman sin tener
prisa.
Estás
en mi verdad, en lo que soy tras este atuendo que cubre mi cuerpo
real, el de la inmensidad en la que tú existes como parte de mi
totalidad.
Estás
en esa danza entre la luz y la oscuridad, en el festejo de los
jóvenes que se enamoran y se entregan a la libertad, en la pasión
del escritor hacia la escritura, del poeta hacia la poesía, de todo
artista hacia el arte, la pasión de los amantes, y en la expresión
de la alegría y de la felicidad.
Estás
en la magia de lo efímero cuando se torna eternidad, estás en mi
sonrisa, y en las lágrimas que derramo cuando pienso que no estás.
Y
cada mes de septiembre te recuerdo, como si fueras del ayer, mas no
perteneces a ningún lugar, y ahora por fin comprendo que siempre
estuviste, que no existe el tiempo, que eres en mí, que yo soy el
recuerdo que se asoma en el misterio de nuestra realidad, que vivo
en tus sueños cuando te olvidas de mí, o de ti, porque es
imposible no vernos, no amarnos, no anhelar que en algún instante
pequeño, de esos en los que se apaga el mundo y el telón esconde el
teatro que no cesa de girar, logremos despegarnos de nuestros cuerpos
y salir navegando con el alma para abrazarnos en nuestro precioso
hogar.
Estás
en mi septiembre, y mi septiembre es un infinito enclave que, con
aroma a beso, a fragancia que canta la melodía que te arropa en tu
lecho, te abraza mientras dormido o despierto, me llamas para
poderme localizar...
Y
en algún punto, en alguna estrella, en algún lugar, ese septiembre
es tuyo y mío y de nadie más.
Arael
Elama