LA
MÚSICA DEL SER
Creo que soy injusta, sí, soy injusta cuando hablo de ti, de tus notas, de las melodías que acarician mi alma, de los sonidos que me embelesan y me elevan hasta mundos sin límites, mundos en los que mi espíritu danza en libertad, donde el amor es realmente el aire que se respira, la luz que nos ilumina, el agua que nos nutre y nos invita, nos convida a vivir, a ser...
Y si no hubieras nacido en la inspiración del corazón, alguien te hubiera hallado sin remedio algún día, es imposible concebir el mundo sin tu presencia, pues la misma naturaleza es como tú, te contiene, te expresa, pues su alma es rítmica, sonora, hermosa, infinita y excitante, como tú, música, que te esparces desde el cristal de la más pura esencia, porque eres el latir de la existencia, eres bella y eterna, eres el mar donde navegan los poemas, la clave de sol que se dibuja en mis ojos cuando te siento envolviéndome y apoderándote de mí, haciéndome ver la verdadera belleza...
Y
así, entregada a las olas de tus halagos cuando me enredas entre tus
melodiosos versos acompasados, me enamoro de ti, de tus idas y
venidas, de tus surcos por donde transitan los recuerdos de algunas
vidas, de tu voz que me cautiva, doblegando el pensamiento del dolor,
sacudiendo lo que lastima, y dotándome de las alas que anhelaba para
volar por encima de las ruinas de quien fui, para verme transformada,
liberada de la cárcel que inventó mi inseguridad forjada con la
mendacidad de la vida que se me escapa...
Gracias
a ti se han desvanecido poco a poco aquellos miedos que me
derrotaban, y en las batallas rudas y crueles contra mi propia
mentira errada, me ayudaste a convertir mis cenizas agonizantes en
partitura de palabras, estrofas fulgurantes, llameantes, en el
versátil cuerpo sutil que ahora ante mí se hace presente y
espectante de recorrer caminos nuevos, con la mirada al frente,
cubierta por el todo, integrando polos opuestos para amarlos como tú
me enseñaste...
Música
poética del alma común del todo, música de los cielos que nacen
desde mi pecho hasta lo más profundo de la tierra en la que mis
manos pongo, música de luces chispeantes que conforman mi cuerpo,
etérico paraje que borra el clamor por el sosiego, la aventura de
lograr ser mejor, ser un ser humano iluminado por lo sagrado y lo
imperecedero...
A
ti, a ti melodía del amor sincero, perenne, completo, te dedico
reverencias para servirte con una vida que vuela dentro de tu
universo, sintiendo la grandeza de lo que soy, de lo que somos, de lo
que eres dentro de nuestro núcleo, de nuestra verdadera condición
de humanos cristalinos creados para amar como tú, desde ti, desde lo
que llevamos integrado en el diamante que hay en nuestro ser
interno...
Gracias...
Arael Elämä
Eva Bailón
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