Asomada siempre en el
punto de intersección entre lo mundano y lo invisible, entre la
incrédula realidad y la absolutamente insulsa fantasía de su mundo
secreto, ahí afloraban las palabras que enternecían sus arduos
pasos, inquietos y desprovistos de la osadía de un escritor
intrépido.
Un tenue halo de misterio
la acompañaba en su poético desdén por la cotidiana destreza de lo
que se solía considerar vida, mas ella sospechaba que había algo
más, algo inquietante, algo que percibía y que no comprendía.
Se instaló en su alma un
despropósito al intentar describir con palabras el resplandor de ese
horizonte que latía en su corazón, un lugar que recordaba
vagamente, un espacio sólo suyo donde lograba reconocerse y verse
como lo que siempre fue, antes de estar acomodada en una confortable
y apropiada escala de grises..
Ella pertenecía a un
multiverso difícil de relatar sin caer en el desatino de la
inclemente obsesión del lamento de quien anhela el regreso a un
hogar que todavía no logra recapitular...
Mas en sus manos, en sus
versos, se alojaban las señales de su verdad, de su magnificencia,
de su experiencia como luz, como energía, y eso la hizo despertar...
Era la expresión de la
vida en estado lumínico, danzando por el cosmos, sintiendo la
libertad como su naturaleza más esencial.
Y en un azar fulgurante,
se aterciopelaban sus movimientos, acompasados, como música
brillante, vibrando sin miedo, junto a otros como ella, que se
arremolinaban formando espirales, desplazándose por multidimensiones
exultantes de amor y de armonías, de gestos vivaces y audaces, de
claras pulsaciones de creación y de alegría.
Mas no estaba sola,
recordaba cómo se entrelazaba con la energía de una ráfaga
centelleante, una estela resplandeciente que permanecía unida a ella
en cada oscilación, en cada giro, en cada posición, ambos en la
misma frecuencia, ambos en el mismo amor.
Entre millones de
estrellas, galaxias, entre un sinfín de planetas, constelaciones,
mundos paralelos, incontables dimensiones, el infinito era su hogar,
mas en un universo decidió experimentarse como la escritora de
letras en la tierra de tonos grises, donde como humana se encarnó.
Y ambas refulgencias se
abrazan ahora cuando se acuerdan, cuando se reconocen en sus sueños,
junto a los que se atreven a ser conscientes de sus etéreos
recuerdos.
Su realidad secreta
impulsó el color en cada flor, en cada campo, en cada cielo, para
pintar de amor con infinitud de universos, cada poesía, cada relato,
cada cuento.
Tal vez por eso se asoma
a sus ocultos enigmas, tal vez los está descubriendo y escribiendo,
tal vez los está divulgando y esparciendo, como la flor propaga su
aroma a través de la magia del viento...
Arael Elama
Sencillamente precioso, te felicito. Para escuchar y leer varias veces. Gracias por este regalo que nos dejas.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.