Esta roca hecha de sueños se deshace como el hielo.
Se desintegra en mil pedazos que brillan en el cielo.
Se transforma en música, en viento.
Se despide de sus sentimientos.
Ahora no soy una roca, no soy fuerte, dura…
Soy escarcha, soy un beso que se escapa en el aire,
Soy una palabra pronunciada,
Soy un abrazo que se aleja,
Soy sólo lo que queda de mis sueños…
Hoy voy cambiando, caminando hacia el futuro
Buscando mis huellas no halladas,
Bebiendo mis pasos perdidos,
Llorando y lamiendo mis llagas,
Sintiendo lo nunca sentido…
Me aferro al miedo, sí, ahí sigue,
Es mi aliado, mi compañero,
Despierto a su lado y me pide
Que luche contra mi anhelo
Y me una a un ingrato consuelo.
No puedo irme de mí, no quiero.
Me apago triste en mi pecho,
Me busco fuerte en mi destierro,
Y ahí sigo tácita y doliente
Combatiendo con fuego y hierro
Mi desconsuelo inherente.
Hoy me elevo sublime tras mi derrota,
Vencida y rehecha, ya renacida,
Más sabia que ayer y más devota
De mi fe en mi ser por estar viva
Tras un errante rumbo sin salida.
No voy a irme de mí, no puedo,
Naceré de entre mis dolencias,
Me reharé con mis temores,
Colmaré de amor mis carencias
Y creceré conocedora de mis dones.
No quiero irme de mí, no debo…
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