Si el ego me hiere con sus palabras, para callar la emoción que de mí se alza y me reprime la alegría con amargura, con desazón y con tristeza confusa...
Si me envuelve con su dolor inherente, que me cautiva cuando no me siento fuerte y me esclaviza de nuevo en lo irreal, en la ilusión que es este mundo lineal...
Es cuando debo mirar al cielo y con lágrimas clavadas en mis heridas debo gritar que soy más que esto, que nada es verdad si no lo creo, que soy esa diosa del amor que veo, que no soy sufrimiento, sino compasión, que no soy pena, sino dulzura, que no soy más llanto, sino sonrisa pura, que soy la melodía de una canción cuya fragancia es la de la luz divina, y que no sucumbiré al ego hoy, ni mañana, ni mientras esté viva...
Con mis ojos etéricos veo el sol que me guía hacia el horizonte que soy, siendo mi destino un amanecer que se expande entre mis manos para que camine hacia mi Ser, y así unirme y fundirme en luz en todas las dimensiones en las que estoy...
Soy una a una, las gotas sutiles que de chispas se crearon en el eterno lugar del que me siento ser, en el que me siento existir y crecer...
Y entre todas las semillas que elegí entretejer en mi humilde corazón, se meció en mí la sabiduría construída con sus caricias álmicas sagradas, gestos que agradece mi esencia...
Y ahora renacida, los recuerdos de mi naturaleza dormida se despegan de la ignorancia conocida por mi ego, aquel que desea por su miedo que no vuele hacia el gran cambio que se aproxima...
Danzaré en este baile de espirales por el cielo, para encontrarme y enamorarme de la vida, eterna, infinita, vida que se mueve dentro y fuera, en la misma danza que me entusiasma y me motiva, con la misma melodía que me envuelve y me libera...
Soy un espíritu libre, amante del amor, que no se olvida de que el viaje que empezó hace ya un largo tiempo de alguna manera culmina, de alguna manera comienza, de alguna manera me invita a desnudarme de mis viejas ataduras, dejar que arda el vestido de de la locura, de esta experiencia en la que aprendí del dolor y la ternura, del calor y la frescura, de polaridad que me enseñó en la espesura de mi caminar extenso...
Ya estoy cansada de mi travesía...quiero volver a casa, a mi hogar, a lo que fui un día...
Espérame...
Arael
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