Empezó
siendo una pequeña semilla, creciendo pausada,lenta, mientras el
mundo se mostraba cruel y sombrío, sumido en una lucha por la
supervivencia. Un por qué, mil preguntas en su mente, un corazón
que latía, fuerte, presente, mostrando sus dudas, sus miedos, su
verdad emergente.
No
había adaptación posible, su voz era distinta, su deseo de volar y
de ser insurgente ante la realidad impuesta, se manifestaba cada vez
con más persistencia.
Y
estalló su pecho en llamas, y sus alas de fuego se elevaron
ardientes para darle la libertad que anhelaba.
Su
cuerpo era el fulgor de su alma, dispuesto a romper las cadenas que
la sujetaban, colmado de su verdad, de una nueva realidad liberada.
¿Y
quién soy yo? Se preguntaba.
El
aire era cálido y arremolinado y dulce le susurraba.
Eres
la vida, alma insurrecta que no temes, que te dispersas y te separas
de la mentira, que te escapas para ser el todo que siempre fuiste,
porque amas, porque sientes, porque eres la musa del personaje que te
aclama, que te vive en cada poema y en cada canción que nace, en
cada partitura y en cada obra de arte, eres la que brilla en cada
mirada que despierta para salir del abismo absurdo que se convirtió
en esta cárcel, lugar de ideas y creencias que construyen esferas
fabricadas con falsas realidades.
Eres
la clave para el reconocimiento de la deidad que se abre paso entre
los muertos, para resucitarlos y llevarlos al conocimiento, a su
origen, a la libertad de esta noche oscura que se termina, porque un
nuevo amanecer se acerca, y el sol ilumina tu paso, para verte
renacer de las cenizas, para que un nuevo mundo se emplace.
Así
que vuela, pequeña alma de alas doradas, álzate, deja tu estela
para que otros la vean y la alcancen, pues todo está en ti, no eres
esclava de nadie, no eres dueña de nada, eres la totalidad de lo
eterno, la increíble vida palpitando en el amor, más allá del
cielo y del infierno, eres la unidad, la existencia distendida en
dimensiones y densidades, eres cada una de las semillas que aún no
advirtieron que sueñan sumidas en el silencio, que están sujetas a
un mundo que ya se acaba, que se desmorona, que se desintegra, pues
se avecinan nuevos tiempos.
Ya
no hay nada que te someta, no existen impedimentos, tú eres la
firmeza, lo absoluto, mas no huyas, toma el control de tu cuerpo,
dirige tú la experiencia, sé lo que eres sin que el ego se imponga
y permanezca.
Arael
Elama.
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