jueves, 9 de julio de 2015

CREANDO ORILLAS


Sumergida en ti, volando entre tus sensaciones, sintiéndote, abrazándome entera a lo que eres, a lo que soy, nadando entre tus misterios...
Allí, en tus profundidades, a través de tu alma, pura, mía y tuya, escuché aquel mensaje de amor.
Besando la sal de tus labios de agua, me estiré junto a tu mundo, para danzarme entre tus brazos, y permitirme el placer de tu sabor, de la entrega de tus olas cuando entre mis rocas se encontraban, y en un deleite entre tierra y mar, creamos nuestra propia orilla, sedienta de nuestros pasos, de nuestras huellas, de nuestros paseos entrelazados.
Si en ese mensaje había algo más allá de lo que había conocido, se instaló en mi pecho como una estrella más en mi universo, la estrella que daba vida a mi galaxia entera, el sol que iluminaba los senderos y parajes que en mi mundo se creaban...
Fue así como en mi playa se dibujó mi sonrisa, fue así como el amor tomó forma de mujer en mi esencia, fue así como ante ti, supe que había nacido y que con este nuevo cuerpo en el que habitaba, debería encontrarte de nuevo, para crear más orillas...


  • ¿Hacia dónde irás vestida de mujer, ahora que eres humana?
  • A conocer el mundo de la materia, a sentir desde esta nueva vida que soy, en el conjunto de seres que la habitan. Ahora soy una conciencia que comparte un mundo entero dentro de este cuerpo con otras conciencias que lo componen.
  • Sí, por eso te sigo, por eso mi presencia se manifiesta como hombre en este lugar tan bello, por eso también yo quiero ser dentro de este cuerpo y experimentar a través de sus sensaciones y emociones.
  • Te buscaré.
  • Te encontraré.
  • Y cuando lo haga, esta vez yo seré el agua y tú la roca.
  • Sí, mi querida amada, y esta vez la orilla la crearemos a través del amor humano.
  • Y recorreremos el camino hacia el recuerdo, para así ser de nuevo lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos.
  • Por eso, mi querida compañera, no quiero que olvides que antes de llegar a eso, los nudos que llevamos, atrapados en la densidad de los pensamientos, y del ego, deberemos desabrocharlos, desnudándonos del atuendo de lo que todo aquello que nos domine y nos obligue a no saber quiénes somos.
  • Lo sé, pero no tengas apuro, compañero eterno, y vive, disfruta, porque nuestras orillas existen en todas partes, porque somos infinitos, porque nada puede separar lo que es unidad.
  • No tendré prisa, mas no demoraré en desearte, porque está en mi naturaleza hacerlo.
  • Y yo no tardaré en llamarte, pero regaremos primero la experiencia con la apertura energética hacia un nivel de conciencia desconocido.
  • Y crecerá así la inquietud de saber más, de recordarnos.
  • Así es, y al hacerlo la llamada se hará intensa, fuerte, y el anhelo nos hará buscar el amor desde el miedo.
  • Y el miedo nos enseñará lo que somos, a través de lo que no somos.
  • Y cuando sepamos que somos amor y siempre lo fuimos, nos fundiremos en nuestro propio océano para luego mirarnos a los ojos y crear otro planeta, con tierra y agua, con nuestras nuevas orillas...


Sumergida en mí, en mi océano, he descubierto que estabas nadando en él, y al adentrarme en tu cuerpo, me he reconocido en ti.
Ahora, compañero, sabiendo que somos creadores de mundos, de tierras y de mares, de orillas, de olas y de rocas, me siento completa, preparada para que el poder de nuestro amor fluya hacia la misión de nuestro propósito más verdadero.
Seguiré nadando en mí, en ti, hasta que el cielo se funda con el horizonte, hasta que el suelo marino se levante y se convierta en montaña, hasta que la tierra se sumerja y nade, hasta que el fuego juegue en el aire, hasta que el viento levante las semillas voladoras y las entrelace, para formar los tiempos nuevos, en un gran viaje, un viaje hacia el mañana de las orillas donde nadie lleve ya tan pesado equipaje...




Arael Elämä

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