viernes, 13 de junio de 2014

MELANCOLÍA



Una dulce voz se ha posado en mi garganta, suena como el azúcar, como la miel, se derrite en mis labios, y susurra la tristeza de un pasado que no comprende el alma, un destino que no concierne a mi mente, un camino que se hace mientras ando...
Me mantengo a la escucha de sus palabras, que son como notas de un piano que navega en la nostalgia, como melodiosas frases de amor tenaz, amor profundo, amor de ese en el que me adormezco serena, mientras mis párpados se desmayan y mi corazón ralentiza su latido para ajustarse al de mi esencia...

Persigo tu corazón entre la niebla del anhelo, combatiente eterna entre la adversidad de lo infinito, descubriendo mi fortaleza, mi desasosiego, mi capacidad de dar, de caer y volverme a levantar, de enfrentarme a mi temor más fiero, siendo fe en mí misma, confiando, comprendiendo...

A veces creo que perderé mi último aliento sin hallarte, pero no me pierdo, no soy débil, no me vence el miedo, ni la oscuridad que me acecha entre las olas del mar de mis lamentos, soy frágil y vulnerable, sólo si así lo quiero, sólo si ser lo que soy es ser un alma sensible y desnuda en un lugar de armaduras de hierro...

Te he hallado, y se ha abierto el cielo, una luz se me ha clavado, me ha extasiado, mi leve dolor de melancolía que cantaba breve en mi pecho, se ha despedazado en tus manos, cuando me has mirado desde lejos, y yo, extremadamente muerta en mi deseo de ser el rayo que te alcance para darte lo que llevo en mi alma impuesto por quien seré siempre a lo largo de los tiempos, he sucumbido a mi propio amor, amor de ego, obviando el hecho de que tú ya no eres sólo algo etéreo, que tu mente es como un veneno de olvido que se cierne sobre lo que todavía no se ha unido, sobre lo que eres, ser desconocido...

Giro y giro entre mis extremos, desde lo más alto te miro y de beso, te guío y te expreso, mas cuando decaigo, soy víctima de mis complejos, de mi pavor a tu presencia esquiva, que se convierte en ausencia indiferente en mi mirada dolorida...

No sé quién soy cuando tu me olvidas...

Si no me recuerdas, ¿por qué habría de saber yo quién soy?



La tenue lágrima de mi alma se diluye con el agua de mi saliva, la cual se desdibuja en el beso nunca regalado, en la calma de mis heridas lamidas, en el pozo donde bebo tu amor a escondidas...


He naufragado, una vez más, y he sido rescatada de mi silencio, de mi inquietante desvelo, voy en busca de mi elevación, de mi norte, la dirección de mi sino, dirigiendo valiente el timón de mi barco en este océano de oscuros torbellinos, tratando de ser la diosa de amor que prometí ser para alcanzarte, para salvarte de tu propio olvido...un olvido que se me hunde en lo más hondo como un cuchillo...

Pero prosigo, con la mano de la melancolía tocando mi hombro en cada puerto, en cada intento de entrar en tu vida...en cada amarga caída...

Caminaré descalza ante tus ojos, para que me veas algún día... cuando permita que la estrella de mi alma sustituya a la melancolía...


Arael Líntley

2 comentarios:

  1. Con mis sinceros respetos... me encanta tu poesía,
    mas que nada mi alma de resonancia me vibra,
    aun que se que alguien así como ¿quien? nunca será mía,
    no yo de ella pero menos es mas que todo y menos que el vacío de una vacía.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Tony... Sigue escribiendo tú también...
    Un saludo!!!

    ResponderEliminar