domingo, 10 de noviembre de 2013

LA DANZA DE LAS ALMAS



Entre mis sueños recurrentes, siento tu beso posarse en mis labios, como mariposa que revolotea, jugando a besarme, aprendiendo a amarnos como niños hambrientos del amor que desprendemos...

Es entonces cuando mi alma danza...

Siento en ese momento tu deseo de entregarte, de darme tu alma para que la acaricie, para que la meza entre mis brazos, sedientos ambos de regalarnos la pasión que durante tanto tiempo sostuvimos mientras nos buscábamos...

Es entonces cuando mi alma danza...

Se abre mi corazón como rosa que se nutre de tu luz, de la ternura que desprende tu Ser completo que me deleita con su música perfecta, que se entreteje con el lazo de nuestro eterno amor tantos años encendido.

Es entonces cuando mi alma danza...

Y nuestros cuerpos etéreos, que se desnudan de las ataduras de lo terrenal, se olvidan de sus vidas físicas, de los obstáculos mentales que nos impiden estar cerca, de los prejuicios, de la niebla que nos separa, y se diluyen en un acto de amor sagrado, de fusión interna, en una conexión de destellos y de luz, amándonos con todo lo que somos...

Nuestras almas danzan al compás del amor que sentimos, un amor que nos cubre de bendiciones, de la magia de lo irreal, con todo lo que ello implica, sin miedo, sin pretensiones, y en ese momento sólo existimos tú y yo, enamorados, de alma a alma, reconociendo lo que somos, almas gemelas que se fusionan en lo que siempre fueron, un solo ser completo y desarmado ante sí mismo, ante su propia unión consigo mismo, con el todo, con lo que es.




Danzo en ti, danzas en mí, en tu cuerpo impalpable soy yo misma, nadando en tu oceáno de luces, y en mi mar de colores te deslizas, para sentirme, para cobijarte en mi corazón que te descubre, que te ama, que te recuerda...

Entre mis sueños recurrentes, te veo, te siento, te amo...

Y he buscado hallarte en este mundo humano, compartiendo nuestros mundos, repartiendo nuestro amor, para traer el cielo juntos, para lograr nuestro propósito, para que nuestra unión nos bendiga con la serenidad y la fuerza de un gran amor que nos está esperando a la vuelta de la esquina.

Tal vez ya me hayas hallado, tal vez estemos muy cerca, tal vez sólo nos falte mirarnos...
Tal vez muy pronto dancemos con nuestros cuerpos etéreos dentro de nuestros cuerpos densos, y en comunión con nuestras almas elevadas, nos amemos también sin temores, sin prejuicios, sin pudores...

Arael...

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