Hay
una fuerza sublime que me empuja hacia tu presencia, una atracción
invisible, un perfume, una esencia que nos une, un anhelo que se
esconde en mis suspiros, que me entrelaza a toda tu alma, a tu
energía poderosa, a tu existencia completa que percibo como hermosa.
Una
fuerza que sutil, llena de magia y milagro, nos enlaza con un millón
de hilos, con un sinfín de lazos, hebras de amor eterno, de luz
infinita que nos define y nos identifica, y que a pesar de las
distancias, sencillamente nos unifica.
No
sé dónde te hallas, tal vez allí, en las estrellas, mas sé que
cuando las admiro, cuando las beso a mi manera, entre lágrimas de
amor que se me desmayan cuando el amor se me revela, sé que tú, mi
amado estelar, compañero de vidas lejanas, también me entregas ese
amor que es nuestro, que nos abraza para cubrirnos de caricias, de
poemas.
No
sé si son ciertas las historias que cuentan sobre plasmar este amor
ambos juntos en este extraño planeta, no sé si tú seguiste mis
pasos cuando entré en el mundo humano que ahora me guía y me
sustenta, sólo sé que lo que vibra en mí es real y cierto, y que
tú existes más allá de mis miedos, más allá de mis pensamientos.
Hay
una fuerza increíble que me conduce hacia tu presencia, una fuerza
gravitatoria que me hace viajar en una órbita cercana a tu
fragancia, una marca que nos une, un deseo que se irradia en cada
verso que me nace, que se me escapa hacia tus ojos, hacia tus
pestañas, para que me sueñes, para que puedas sentir si estás en
este espacio, que estoy presente en todas tus noches y tus mañanas.
Dormiré
en cada punta de cada universo, y sabré que estás siempre conmigo,
en cada gesto, en cada grieta que se abra en mi camino, en cada
herida sanada sé que habré estado sanándola contigo, en cada forma
de vida que experimente, sé que tú, de alguna forma, serás parte
de mi cuerpo, de mi alma y de mi destino, porque la fuerza que nos
une es la que nos ha dado el nacimiento que se inició en algún
lugar del final y del principio de lo desconocido, y desde ese
momento, tú fuiste yo, y yo fui tú contigo.
Arael Elama.