Ahora
que te has ido, mi pecho se derrama en el sollozo de mi alma, que te
llama, que te busca, que te aclama, porque tú has sido mi verdad, mi
principio, mi eternidad, mi compañero más amado, el único amor que
siempre en mí había vivido, callado, anclado en mis memorias
infinitas, en mis células, en todo mi ser, que te respira, que te
admira, que te venera, que se ilumina con tu sonrisa, con tus
caricias, con esos besos que nos unían y fusionaban en nuestros
mundos y dimensiones creados para amarnos sin límites, sin
pretensiones...
Ahora
que te alejas, mis ojos se duermen, se cierran, y ya no esperan poder
amar a nadie más, porque tú has sido la cumbre de la experiencia
del verdadero amor vestido de hombre, con mi piel de mujer
envolviéndote en cada centímetro, en cada aliento, en cada
vivencia, en cada mañana...
Y
es que tus labios han sido el paraíso de mi boca, tu mirada el
océano profundo donde te exploraba al hundirme en ellos, para
después volverme loca de pasión cuando se nos escapaba el deseo de
nadar en nuestros cuerpos, de tocarnos más allá de la materia que
estábamos siendo...
Construimos
juntos nuestro cielo, dulce amor de versos, de flores, de sosiego,
para volar como ángeles y descubrirnos por entero, como humanos,
como seres divinos, en nuestro gran anhelo de poseernos, o quizás,
de ser uno uniéndonos, fundidos en nuestros corazones en una danza
sensual que se mecía en nuestro empeño de concedernos el gran
regalo de lo que significa estar en esta Tierra y querernos...
Ahora
que la despedida se muestra como una tormenta sobre mi espalda, como
una carga que no sé si sabré sostener, ahora que tus manos y las
mías no siguen en su alianza y se desligan, ahora, ahora puedo
decirte que, sin más, en esta vida, tú has sido y serás la llama
que en mí se enciende y se queda prendida para el resto de todos mis
días, y que te veré y te amaré en la esencia de todo lo que me
rodea, de todo lo que a mi alrededor exista, porque tú y sólo tú
eres un yo con el cual supe descubrirme y sentirme, comprenderme y
hallarme...
Ahora
que sé que te marchas todavía amándome, sabiendo que tú sientes
lo mismo, mas que partir es lo que escoges para seguir un camino que
ya pactaste, hace tiempo, antes de reencontrarnos en este destino,
sólo te pido que me recuerdes, que no permitas que otros amores
arranquen de tu alma a la mía, porque allí se queda, contigo, parte
de mi esencia, y en mí parte de la tuya, porque así siempre fue,
aunque tú al principio no reconocieras lo que somos, y no
permitieras que el amor que buscabas te alcanzara desde dentro de ti
hasta dentro de mí...
Ahora,
comprendo, acepto, y yo también me entrego a la partida, me marcho,
me alejo, porque el amor es respeto, y por eso, te prometo, amado
mío, que seré feliz, que, aunque este amor será irrepetible,
amaré, te amaré a ti en cada cuerpo, en cada beso, en cada
universo, en cada rosa del jardín de nuestros sueños, en cada
palabra tierna de quien me escriba como tú lo hacías en secreto,
porque aun amándote con todo lo que soy y seré, entiendo que no
puedo abandonarme, no puedo despreciar la vida, no puedo torturarme
porque tú no quieras luchar por lo que nuestras almas gritan...
Ahora,
no insistiré en que te quedes, alza tus alas, amor mío, y vuela,
experimenta, siente, ama, ríe, y permite que todo lo que vivas te
ayude a llenarte de ti mismo, para así honrar nuestra unión divina,
que valga la pena la aventura, que sea bello lo que consigas, que el
éxito sea enorme, que te amen como mereces, que aprendas, y cuando
llegue el momento en que se marchite el cuerpo que nuestras almas
habitan, me des la mano de nuevo, para volar hasta esos lugares que
creamos con tanto amor cuando aún mis ojos reconocías...
Ahora...
ahora te digo adiós, y espero que te nutras de la música de un
nuevo amor para que cuando te escuche en mi interior gracias a
nuestra eterna conexión, no pueda oír más tu dolor, sino tu
felicidad compartida a través de tu corazón...
Arael Elämä...